Desde 2012, el nombre de Ched Evans no ha dejado de aparecer en las portadas. Todo empezó en mayo de 2011, cuando él y Clayton McDonald fueron acusados tras un controvertido episodio con una joven. Meses después, Evans ingresó en prisión con una condena de cinco años.
Su calvario apenas había comenzado. Con algo de suerte, Evans logró salir de prisión en octubre de 2014, tras cumplir dos años. Para entonces, estaba sin equipo y era repudiado por buena parte de la afición británica, especialmente por las hinchadas de sus antiguos clubes.
Evans inició su carrera en el Rhyl, un modesto equipo de la Welsh Premier League. Desde joven mostraba un futuro prometedor, destacando como uno de los goleadores más prolíficos de las categorías inferiores. El Manchester City puso el ojo en él y lo incorporó a su equipo U18. En 2006, ese equipo alcanzó la final de la FA Youth Cup, aunque cayó derrotado ante el Liverpool.
Era hora de dar el salto al primer equipo. Pero las oportunidades fueron escasas, por lo que se marchó cedido al Norwich. A su regreso, se topó con una delantera repleta de competencia que le cerró el paso. Entonces apareció el Sheffield United, que apostó por él con un traspaso de 3.5 millones de libras. Cuando disputaba su tercera temporada, llegó el episodio que marcaría un antes y un después en su vida. Hasta ese momento, sus números eran más que destacables.
Poco después de salir de prisión, Evans emprendió la difícil tarea de encontrar equipo. Sheffield United, Hartlepool, Hibernian y Oldham Athletic intentaron ficharlo, pero en todos los casos la presión de los aficionados y patrocinadores frustró las negociaciones. Incluso en el caso del Hibernian, el propio ministro británico de Justicia impidió el fichaje alegando que los Hibs competían en Escocia.
A pesar de todo, Evans no se rindió. Siguió intentándolo hasta que, ese verano, el Chesterfield lo contactó para reforzar su plantilla. Aceptó encantado, aun sabiendo que muchos aún lo señalaban.
Debutó como titular en el primer partido de la temporada ante el Oxford United. Su gol de falta en los minutos finales rescató un punto agridulce, pero representó un primer paso hacia una posible redención pública. Días después, el Chesterfield enfrentó al Rochdale. Fue un mal partido de los suyos, con Evans sin lograr marcar y el equipo cayendo eliminado en la League Cup a las primeras de cambio.
En su siguiente aparición, en casa frente al Swindon, volvió a marcar. Un buen centro de Gboly Ariyibi terminó en remate certero del galés. Segundo gol en dos partidos de liga. Pero su gran actuación llegó el fin de semana siguiente ante el Walsall, donde firmó un doblete decisivo en apenas cuatro minutos para sellar la victoria.
Quizá aún sea pronto para decir que Ched Evans acabará como uno de los máximos goleadores. Pero ojalá, más temprano que tarde, llegue ese perdón definitivo por parte de quienes aún lo señalan. Sería una de las mejores noticias que podría dejar el fútbol: la posibilidad de redención y segunda oportunidad para quien, con sus goles, intenta escribir un nuevo capítulo.
✍️ Pablo Cartas
🗓️ (18/08/2016)

Redacción Ligas Menores
