Cheick Tioté ha muerto hoy, a los 30 años, tras sufrir un ataque al corazón mientras entrenaba con el Beijing Enterprises de la liga China, donde jugaba desde el pasado mes de enero. Tioté jugó siete años en el Newcastle (2010-2017), donde disputó 156 partidos.
5 de febrero de 2011. Corría el minuto 89 de partido y Joey Barton se disponía a lanzar una falta lateral. Enfrente estaba el Arsenal. Los Gunners ganaban (3-4), en un St James’ Park que se había ido perdiendo (0-4) al descanso y que pedía la hora sin parar. Era imposible que un recién ascendido le robara puntos en un partido tan decantado desde el principio al equipo de Wenger, que arrancaba la jornada como líder.
El lanzamiento de Joey fue corto y entre Coloccini y Nile Ranger apareció la cabeza de Theo Walcott, que repelió el balón con fuerza para despejar la pelota. Voló, y voló y sin botar, el cuero le cayó a Cheick Tioté, que a más de 30 metros agarró una volea con su pierna mala, la zurda, que dibujó una parábola perfecta hasta acariciar la red Gunner.
Éxtasis. Correr y correr por el verde del estadio de las urracas. El equipo entero entró en locura. Harper, a sus 36 años, casi se lesiona celebrando el empate del marfileño. Tioté había metido su primer (y último) gol con la camiseta del Newcastle. El ’24’ fue portada al día siguiente de todos los noticiarios británicos. El Newcastle le había birlado dos puntos al Arsenal en una remontada histórica donde incluso pudo llegar a ganar, pero alguna que otra decisión arbitral controvertida perjudicó al equipo local.
Siempre tuve cierta admiración por la posición del pivote defensivo. Por lo general nada dotado técnicamente, ejecutando un trabajo oscuro que muy pocos ven, que apenas tiene reconocimiento, pero que es capital en el porvenir de un equipo. Y si bien, Mascherano siempre fue mi predilecto por antonomasia, el segundo en esa lista era el pivote del Newcastle.
Tioté era pintón, resultón. No era un jugador usual. Un medio defensivo que llevaba el dorsal número 9 en su selección, pese a que en ella había delanteros de la talla de Bony, Drogba, Kalou, Doumbia o Lacina Traoré. A veces era difícil de ver. Cometía errores groseros fruto de su no depurada técnica con el balón en los pies. Pero su trabajo, su entrega, esa capacidad de multiplicación, esa facilidad para el robo y ese carisma que transmitía… eso lo suplía todo. “Cuando creas que no hay nada más allá de la colina, allí estará Tioté”, le cantaban en Newcastle.
La relación entre Tioté y el Newcastle siempre fue de amor y, aunque el futbolista acabó saliendo de manera discreta, siempre habrá un hueco en los corazones de la Army Toon en los que figurará lo que el marfileño dejó impregnado en St James’ Park. Fue siempre titular indiscutible hasta que una lesión de rodilla le apartó durante meses de los campos. Fichaje frustrado durante muchos años de Arsene Wenger, también llegó a estar cerca del Barcelona antes de que allí llegaran Song o Mascherano. Pero por unas cosas o por otras, Cheick siempre quiso ser un Geordie.
Hay un cántico de la grada que corrobora lo que era Tioté para la gente del Newcastle:
“Todo el mundo necesita un loco, ese es Cheick Tioté, y a él le encanta el Toon”.
En el último año en el club, en Segunda División, apenas contó para Benítez, que aun así insistió en que siguiera en el club. Aquella lesión de la que recayó varias veces en apenas dos años le cortó la progresión y le mermó en la liga más física del mundo. Por eso, siguió el camino de compatriotas como Gervinho y de ex jugadores como Cissé y Ba y emigró a la liga China, para granjearse un último gran contrato antes de la retirada. Allí, obvio, fue jefe capital del Beijing Enterprises.
Pero ya no. Ya no más. Cheick Tioté ha muerto hoy, 5 de junio de 2017, por un ataque al corazón mientras entrenaba con su equipo. El hombre de la eterna sonrisa en la medular. Aquel que no se cansaba de correr. Descanse en paz, Cheick Tioté. El minuto 24 siempre será especial en St James’ Park.
🗓️ (05/06/2017)
BRITmanía Radio
