Van un suizo, un austríaco y un español… y no, no es un chiste. Más bien, una pesadilla, aunque claro, todo depende de si los ves como rivales o si eres un fan incondicional del Stoke City. Finalmente, esta gran máquina que tiene Mark Hughes a su disposición ha comenzado a carburar. El equipo se encuentra en el ecuador de la tabla, a un solo partido de los puestos europeos.
Los Potters se las prometían muy felices cuando se dio a conocer la plantilla con la que disfrutarían en el Britannia cada domingo, pero el inicio no fue el esperado.
Sin embargo, la evolución ha sido monumental, y el partido que disputaron el sábado 5 ante el Manchester City fue la prueba fehaciente de que la delantera de los rojiblancos puede doblegar a cualquier equipo del mundo. Los focos fueron todos para Marko Arnautović (1,92m), autor de dos goles, y ejecutor de los Citizens gracias a la precisión quirúrgica de los pases de Xherdan Shaqiri (1,69m).
El austríaco ha dejado atrás la presión de ser visto como una copia barata de Cristiano Ronaldo (por físico, maneras, andares y golpeo de balón, ese paralelismo lo ha acompañado desde sus primeros días en el Twente), mientras que el suizo, ex del Bayern, parece haber encontrado su pareja de baile perfecta. Shaqiri es de esos jugadores que, con regularidad y no solo pinceladas de magia, debería estar cada año en la lista de los 23 nominados al Balón de Oro, pero sigue viendo pasar trenes sin subirse a ninguno.
El tercero en discordia, Bojan (1,70m), nos recuerda que no todo lo que fue mejor en el pasado lo fue realmente. Después de amagar con comerse el mundo a los 17 años y desaparecer, como Michael Jordan en Space Jam, durante su paso por Milán, Roma y Ámsterdam, ha sido en Inglaterra donde ha vuelto a sonreír. Todo esto, tras superar una lesión de rodilla de medio año que habría mermado la moral de cualquiera. Solo puede ir a más. ¿No sería acaso mejor suplente en el Barcelona que Munir o Sandro? Pero que lo dejen en las Islas, que así lo disfrutamos más. Lo pido sin miedo. No me parece que los que vayan tengan más nivel que él: Bojan selección.
Y lo que sucede cuando tres promesas rotas, ya bien entradas en edad, se asocian, disfrutan y juegan como se esperaba de ellos, es una victoria mágica, un deleite para los ojos, el pastel más sabroso posible.
Shaqiri se cambió los tacos por la goma e hizo de la hierba una tarima de parqué. Fintas, caños, taconazos, pisadas de balón. Fútbol sala en estado puro. Hace cosas con los pies que el resto de los mortales ni siquiera puede llegar a imaginar.
Arnautović, todo potencia, aprovechando ese físico privilegiado que Dios le ha dado para imponerse en el cuerpo a cuerpo una y otra vez, para ganar cada balón dividido al sprint. Un larguirucho con pies de bailarín que a sus 26 años, con una hija que cuidar, ha madurado. “Es el jugador más loco al que he entrenado”, aseguró Steve McClaren, ahora hundido en el barco del Newcastle.
Su lista de Arnautovicadas (permítanme la licencia de inventarme tal palabra) es extensa: apartado en otros tiempos de la selección por mofarse de un policía; detenido por conducir de forma peligrosa un buggy de golf; seis meses de baja lesionado por jugar con su perro. Aunque sin duda se lleva la palma aquel día cuando, en las filas del Inter de Milán tricampeón de Mourinho, se llevó el coche de Eto’o (coleccionista empedernido de ellos, el camerunés, que no se le ocurra a nadie tocarlos) sin preguntar y se lo acabaron robando. “Es fantástico, pero parece un niño”, aseguraba el técnico portugués, con quien tuvo sus más y sus menos. Arnautović ha madurado: “Mi problema con Mou empezó cuando empecé a salir de fiesta cinco días por semana”.
El tiempo todo lo cura. Con él en la izquierda, Shaqiri en la derecha y Bojan en el enganche, las bandas a pie cambiado de Hughes funcionan. El sábado, el hispano-serbio jugó en la punta de lanza, teniendo a Ibrahim Afellay como enganche. El holandés, menos vistoso en el duelo, se puede incluir en todo lo dicho atrás de sus compañeros. Lo tuvo todo para triunfar y, por unas cosas o por otras…
Y es que si miras el banquillo del Stoke, ante el Manchester City, por ejemplo, te encuentras con Charlie Adam, el ‘bad boy’ por antonomasia. Gordo, bebedor, fuera de forma, vago, nada trabajador. Juega en la Premier porque es muy bueno. Realmente bueno. A su lado, Mame Biram Diouf, por quien en verano se pegaban Chelsea y Manchester United; Jonathan Walters, habitual delantero titular, nada talento, todo garra y trabajo; Marco van Ginkel (gran promesa del Chelsea) o Joselu, a quien de momento la competencia no le da ni un respiro. Bendito problema, Mark Hughes.
Funciona el Stoke. Funciona muy bien con esos locos bajitos y un gigante, que ya no es Crouch, es Arnautović, caracoleando por todo el área, alternando posiciones, jugando por dentro y por fuera, abusando del regate, de la pared y de la espectacularidad.
Se crecen estos chicos, que ven cómo su confianza aumenta exponencialmente con los ‘ooohhh’ de la grada a cada gambeta que sueltan. Lo disfrutan los Potters, sin exigencias altas, pero sin miedo a nada. Un dilema para los fanáticos elegir entre las camisetas de Bojan, Shaqiri o Arnautović. El ’27’, el ’22’ o el ’10’. El español, el suizo o el austríaco. Sea como fuere, yo lo tengo muy claro: Bojan, selección.
🗓️ (08/12/2015)

Redacción Premier League
