THE KOP, MÁS QUE UNA GRADA

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Empezó la Premier League 2020/21 y un Liverpool campeón después de 30 años debutaba en Anfield. Fue un gran partido para el espectador, aunque no creo que los entrenadores salieran muy satisfechos a nivel técnico. Suele pasar que el gusto del público, partidos de ida y vuelta, goles, etc… no coincida con el gusto de los entrenadores.

El partido ante el Leeds United no me gustó, y no porque no me entretuviera, que lo hizo y mucho, sino porque ver The Kop vacía durante un partido no me puede gustar. Para quienes hemos estado en Anfield y hemos vivido ese ambiente, The Kop es la grada por excelencia, la grada que marca el tempo del partido, la grada que le hace sentirse al jugador mejor de lo que es, la grada que te hace sentir como se dice en inglés “ten feet tall”.

The Kop es, sin ninguna duda, el jugador número doce cada vez que el Liverpool juega un partido en Anfield. Los que hemos vivido un encuentro en directo desde esa mítica grada, con toda esa gente cantando el ‘You’ll Never Walk Alone’ (el original, el genuino, el que salió de ahí por más que otros equipos se lo quieran apropiar), con esa pasión, con esa admiración por sus futbolistas, con esa reverencia por la camiseta roja de su equipo, sabemos de lo que hablamos. Solo Ibrox supera a Anfield en ambiente en el Reino Unido.

Bill Shankly definió a The Spion Kop mejor que nadie. De esa grada, de su gente, dijo: “They can suck the ball into the net”. En el momento de aquella frase, The Kop podía albergar a más de 25.000 aficionados. Ahora, con menos de la mitad de esa capacidad, el espíritu y el ánimo siguen siendo iguales. No se ha perdido nada de su magia. Porque es su gente quien ha hecho de The Kop la envidia del mundo del fútbol. Sin ellos sería una espectacular obra de ingeniería, pero con sus aficionados se convierte en una comunidad, en una congregación, en una cultura.

¿Pero de dónde viene el nombre de esa grada? En Sudáfrica, en la provincia de Natal, algunos kilómetros hacia el interior de Durban, cerca de Ladysmith, hay una pequeña colina conocida como Spion Kop. Los sudafricanos a veces lo escriben Spionkop o Speonkop y se pronuncia “Spee-on Kop”. Este nombre no habría viajado mucho más allá de Durban y, desde luego, no se hubiera convertido en parte del mundo del fútbol si no fuera por una cruenta batalla que tuvo lugar el 24 de enero de 1900 durante la Guerra de los Bóer. The Battle of Spion Kop fue una de las batallas más desastrosas en la historia de la Armada Británica, convenientemente ocultada debajo de la alfombra.

Los militares británicos que atacaron la posición en the Spion Kop no habían hecho el mínimo estudio geográfico de la colina, no se examinó absolutamente nada y ni siquiera se consultó a ninguna persona de la zona al respecto.

El asalto empezó a las 7.30 de la tarde del día 23 de enero de 1900. Más de 1.500 hombres comenzaron la marcha hasta las faldas de la colina. Durante las primeras horas del día siguiente se encontraron a los primeros Bóer y tras los primeros escarceos éstos se retiraron. Las tropas británicas pensaron que el trabajo estaba hecho y el exceso de confianza se confirmó como un error fatal. Los Bóer les pillaron en diversas emboscadas y bajo el calor del día, sin comida ni agua, y casi sin munición las tropas británicas fueron derrotadas de manera estrepitosa. Murieron 383 británicos, más de mil fueron heridos y otros 303 desaparecieron, presumiblemente hechos prisioneros.

Seis años más tarde, y mientras el Liverpool ganaba su segunda liga, los directivos del club, liderados por el presidente John Houlding y el secretario John McKenna, decidieron que el club necesitaba un estadio mucho mejor. Anfield fue remodelado y una nueva grada surgía en “The Walton Breck Road” que reemplazaría a la antigua.

En el comienzo de la temporada 1906/07 surgía la grada que marcaría la historia del fútbol. Pero ¿qué nombre había que darle? Se pensó en llamarla The Walton Breck Bank, pero se descartó rápidamente. Entonces, Ernest Jones, editor del Liverpool Daily Post and Echo, entró en escena y sugirió bautizarla como Spion Kop. Según parece ese mismo nombre se había propuesto anteriormente para el campo del Woolwich Arsenal (que es como se llamaba el actual Arsenal), pero no prosperó. Ese nombre fue bien recibido por el público del Liverpool y rápidamente se convirtió en un término de lo más usado en la ciudad.

Durante más de 20 años, The Kop se mantuvo exactamente igual, sin ninguna variación, expuesta a las inclemencias climáticas, lo que implicaba que en días de lluvia el público tenía muchas probabilidades de enfermarse. El secretario del club, John McKenna, llegaría a decir que cuando llovía, el aficionado que acudía a The Kop tenía que ser o bien desesperadamente pobre o ser un fanático total del equipo.

En verano, sin embargo, según cuentan, el espectáculo era increíble, con una visión privilegiada del campo de juego y con una cercanía a los protagonistas del encuentro que no tenía ningún otro estadio. En 1928 se construyó, por fin, un techo para cubrir así el total de la grada.

Incluso, durante los días más oscuros en la historia del Pool (la década de los 50′ y su paso por la segunda división), The Kop era una revelación. Siempre con esperanza, siempre leal, siempre animando, siempre con su equipo. Se trataba de un público que se merecía, sin duda alguna, cosas mejores. La llegada de Shankly lo cambió todo y la complicidad entre el mejor entrenador de la historia del fútbol y la grada fue total desde el primer momento.

Sin embargo, se dice que hubo un momento en que se perdió la esencia de la grada… durante los 80′. Y es que la borrachera de triunfos ‘dulcificó’ el carácter de la gente en Anfield y The Kop empezó a perder parte de esa magia. Parecía como si no necesitasen cantar nunca más. Según cuentan en Liverpool, la semilla de complacencia de la grada se plantó durante la temporada 1978/79 al conceder el Pool solo 4 goles en Anfield. Mucha gente joven iba al campo habiendo conocido solo éxitos y el carácter guerrero de The Kop se estaba perdiendo.

Todo volvió a ser como antes a finales de la década, y como sucede muchas veces, tuvo que ser un acontecimiento trágico el que diera lugar a recuperar la esencia de una grada que había marcado el camino al resto. La tragedia de Hillsborough hizo de nuevo de The Kop un símbolo.

Muchos dicen que si The Kop no hubiera existido la televisión la hubiera creado. Ambos están hechos el uno para el otro. De hecho, el primer ‘Match of the Day’ fue retransmitido desde Anfield.

El último partido enfrente de la antigua The Kop, antes de la remodelación impuesta por el Informe Taylor debido a la tragedia de Hillsborough, fue el 30 de abril de 1994 en un partido contra el Norwich. Después del encuentro, la gente se negaba a irse a su casa y muchos invadieron el campo. Además, el Norwich no tuvo ningún detalle con el equipo local y se llevó el partido por 0 a 1.

Hoy día, The Kop vuelve a ser lo que era. La grada sigue siendo el jugador número doce, esa que es capaz de marcar el primer gol del partido. Y es que The Kop no es una historia de cemento y asientos, sino de gente, de una comunidad, de un espíritu colectivo, de una cultura. ¡Larga vida a The Kop!

✍️ Raúl Sánchez

🗓️ (24/09/2020)

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