FERGUSON VS. SOLSKJÆR

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Temporada clave para el Manchester United y para su entrenador, Ole Gunnar Solskjær. En el Reino Unido, la pregunta resuena: ¿tiene Solskjær lo necesario para guiar al United hacia el título de liga? Quienes creen que sí, se apoyan en el ejemplo de Sir Alex Ferguson, que en sus primeros años también estuvo al borde del despido en más de una ocasión. La paciencia, en aquel entonces, dio sus frutos. El tiempo convirtió al United en una auténtica máquina de ganar.

Pero, ¿es Solskjær comparable a Ferguson? Dejemos de lado sus cualidades como entrenadores o gestores de grupo y centrémonos en sus personalidades. Ferguson tenía un lado duro, oscuro y despiadado. Como todos los grandes técnicos. La pregunta es: ¿Solskjær también lo tiene?

Alex Ferguson no solo es uno de los mejores entrenadores británicos, muchos lo consideran el mejor de todos los tiempos. Pero no fue su faceta como técnico la que más polémica generó, sino su carácter.

Ferguson odiaba perder. No soportaba la derrota, ni dentro ni fuera del campo. En su vida no había términos medios: o estabas con él, o contra él. Y si estabas contra él, no existías. Y si podía, te hacía la vida imposible.

En Inglaterra, sus detractores aseguran que Ferguson no tenía doble moral… sino triple. Famosas fueron sus quejas contra el Real Madrid por “tocar” a Cristiano Ronaldo cuando aún jugaba para él. Pero nunca mencionó cómo fichó a Roy Keane, arrebatándoselo al Blackburn.

Keane ya tenía un acuerdo con Dalglish, pero las oficinas del Blackburn estaban cerradas ese viernes por la tarde. Habían dejado todo listo para firmar el lunes. Ferguson no esperó: fue en persona a casa del jugador durante el fin de semana y lo convenció para ir al United.

Otro ejemplo: el acuerdo con Van Nistelrooy, cerrado a espaldas del PSV. Incluso él mismo tuvo reuniones secretas con el Manchester United mientras aún entrenaba al Aberdeen. Y lo más polémico: llamó a Ron Atkinson, entonces DT del United, para asegurarle que esas reuniones nunca habían existido. Semanas después, Ferguson firmaba por el club. Atkinson nunca se lo perdonó.

Además, Ferguson también se llevó a Ryan Giggs, que por entonces entrenaba con el filial del Manchester City. Una vez más, fue personalmente a su casa para convencerlo de que firmara por el United. Con Jaap Stam ocurrió algo similar, como el propio jugador reconoció en su autobiografía.

También era conocido su desprecio por los representantes, a quienes solía llamar “ratas”. Pero esa postura cambió drásticamente cuando su hijo, Jason, se convirtió en uno de ellos. Desde entonces, Ferguson promovió que muchas operaciones de traspaso se realizaran a través de la agencia de su hijo. Incluso intentó que los canteranos, al llegar al primer equipo, fueran representados por él.

John O’Kane, un canterano que jugó pocos partidos con el primer equipo, rechazó a Jason Ferguson como representante y, como resultado, tuvo que abandonar el United para fichar por el Everton en 1992. Ferguson, al enterarse, llamó a Howard Kendall, momentos antes de la firma, para decirle que no le pagaran a O’Kane las 4,000 libras semanales que había acordado, ya que en el United solo ganaba 1,800. De esta manera, Ferguson evitó que O’Kane firmara lo que pudo haber sido el contrato de su vida. Además, Sir Alex fue acusado de recibir comisiones de las operaciones de su hijo, aunque nunca se demostró y no parece lógico que fuera cierto.

Como buen escocés, Ferguson también era conocido por su tacañería. Su partido homenaje fue muy criticado, ya que, siendo multimillonario, había prometido donar toda la recaudación a beneficencia. Sin embargo, de los dos millones de libras recaudados, solo donó 100,000 a organizaciones benéficas, a pesar de contar con su propia asociación de lucha contra el cáncer.

Dwight Yorke revela en su autobiografía que Ferguson intentó que se retirara antes de que finalizara su contrato, con la intención de usar ese dinero para fichar a Paolo Di Canio. Sin embargo, Yorke continuó en el equipo, lo que resultó en un distanciamiento con el entrenador. Ferguson intentó algo similar con Paul McGrath, a quien no soportaba debido a su problema con el alcohol. Le ofreció cien mil libras y un partido homenaje a cambio de su retirada, ya que no podía traspasarlo a otro club. McGrath rechazó la oferta y, más tarde, triunfó en el Aston Villa y en la selección irlandesa, convirtiéndose en el primer capitán de raza negra de la República de Irlanda.

Ferguson fue una persona dispuesta a hacer lo que fuera necesario para lograr sus objetivos, sin importarle humillar a un jugador al forzar su retirada.

Las broncas de Sir Alex Ferguson con sus jugadores fueron legendarias, un fenómeno conocido como el “hair-dryer” (secador de pelo), en el que desataba su furia en el vestuario. A Jaap Stam le tiró una camilla encima tras una patada, algo que el defensor contó en su autobiografía y que, junto con otros factores, llevó a su venta al Lazio. Con David Beckham ocurrió algo similar, y terminó en el Real Madrid. Con Paul Ince casi llegaron a las manos, pero una mediación de Roy Keane evitó la pelea. Tras una goleada ante el Liverpool, Ferguson le dijo a Peter Schmeichel, quien llevaba poco tiempo en el club, que se buscara equipo porque no daba la talla para jugar con él, aunque luego cambió de opinión.

Ferguson mantenía una relación de amor-odio con la prensa, sin medias tintas. El periodista Michael Crick solicitó muchas entrevistas para su libro “The Boss”, pero muchos periodistas se negaron por razones personales. La verdadera razón era el temor a enfurecer a Ferguson y las consecuencias que eso podría acarrear.

Con sus segundos entrenadores, excepto Carlos Queiroz, nunca tuvo una buena relación, y con los jugadores que se marchaban tras negociaciones a sus espaldas, apenas mantenía comunicación.

Ferguson fue, además, una persona que nunca conoció la modestia. En su autobiografía, que fue el libro más vendido en las Islas en 1999, afirmaba que siempre fue el máximo goleador en los equipos en los que jugó, algo que no es cierto. También dijo que se retiraría a los 60 años, tras presenciar en persona el fallecimiento de Jock Stein luego de un partido dirigiendo a Escocia, pero continuó dirigiendo durante muchos años más. De hecho, fue Ferguson quien sustituyó a Stein en el banquillo de la selección escocesa y quien dirigió a Escocia en el Mundial de México 1986, algo que pocos recuerdan.

No estoy sugiriendo que para ser un entrenador de alto nivel haya que comportarse como Ferguson, pero en Inglaterra existe una duda sobre el “buenismo” de Solskjær, y se le compara con Ferguson precisamente por ser dos personalidades tan antagónicas. Este año, finalmente, saldremos de dudas y veremos si Solskjær puede triunfar con un enfoque diferente al de Ferguson. El tiempo dirá, y nosotros estaremos aquí para verlo y contarlo.

✍️ Raúl Sánchez

💻 Juani Guillem

🗓️ (02/10/2020)

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