Escocia finalizó en el último lugar del Grupo D y le dijo adiós a la Euro 2020. A pesar de conseguir solo un punto en tres partidos, los escoceses se marchan de este evento de la manera más honrosa, mostrando una buena imagen futbolística y llegando a los últimos minutos del tercer encuentro con oportunidades.
El desafío de compartir grupo con Croacia, vigente selección subcampeona del mundo, y la vecina Inglaterra, cuarta mejor selección en Rusia 2018, se antojaba como un reto enorme. República Checa completaba la zona. El hecho de que cuatro de los seis mejores terceros se clasifican para octavos de final, se presentaba como una excelente oportunidad para hacer historia y pasar por primera vez de la fase de grupos de un evento futbolístico importante.
No obstante, el estreno de la selección escocesa fue todo un jarro de agua. A pesar de jugar en Glasgow y de la ilusión con la que se afrontaba el partido inaugural, la República Checa se impuso (0-2). Un partido bastante disputado en donde el marcador no reflejó lo visto sobre el campo. Escocia tuvo múltiples ocasiones de cara a gol, pero entre el buen hacer del meta checo y dos goles estelares de Patrik Schick, los escoceses no pudieron comenzar con peor pie.
Steve Clarke no estuvo tampoco nada acertado a la hora de confeccionar la alineación inicial. El entrenador sentó a McGregor en favor de Armstrong y colocó a Christie como titular, dejando afuera a Ché Adams. Tampoco ayudó la lesión de Tierney. En consecuencia, la banda izquierda no tuvo esa explosividad del tándem que forma el jugador del Arsenal con Andrew Robertson.
Ante Inglaterra, Clarke hizo cambios en el once inicial. La recuperación de Tierney; la inclusión de McTominay en defensa; y Adams acompañando a Dykes en la delantera fueron noticias bien recibidas por la afición. Sin embargo, lo que de verdad sorprendió fue la primera titularidad en partido oficial para Billy Gilmour, el joven y talentoso centrocampista que no ha tenido mucho protagonismo en el Chelsea esta temporada.
En el partido contra el ‘Auld Enemy’, celebrado en Wembley, pudimos ver una Escocia más seria en defensa, con rigor a la hora de mover la pelota, pero de nuevo con una delantera con la pólvora mojada. McTominay fue un muro infranqueable en defensa y Billy Gilmour hizo tan buen partido que fue nombrado mejor jugador del duelo. El partido terminó sin goles y el punto logrado fue dado como bueno, aunque quedó un sabor agridulce al no aprovechar las oportunidades generadas.
El encuentro contra Croacia se presentaba como una final para ambos combinados nacionales. El ganador se clasificaba. Clarke optó por tocar muy poco el XI y calcó el planteamiento del duelo ante los Three Lions. Cabe destacar que Armstrong reemplazó a Gilmour, ausente al haber dado positivo en COVID-19. El partido se celebraba en Hampden, con la afición de parte, y la historia del lado local, ya que Escocia jamás había perdido un partido contra Croacia.
El encuentro tuvo a los croatas como claros dominadores con un centro del campo mucho más habilidoso para crear juego que el escocés. El gol de Vlašić fue contrarrestado por un gran tanto de McGregor que daba esperanzas de cara a la segunda parte. Pero una genialidad de Luka Modrić, seguida de la estocada firmada por Perišić, hizo a la Tartan Army bajar de la nube y poner fin a su periplo europeo.
Más allá de la eliminación, Escocia termina su Eurocopa con unas perspectivas de futuro muy alentadoras. Los jóvenes talentos que están surgiendo estos años como Robertson, McGinn, McTominay, Gilmour, Tierney, Dykes, Adams, Nisbet, Patterson… entusiasman de lo lindo. Muchos de ellos ya están jugando al nivel más alto del fútbol británico y tienen una proyección ilusionante.
Steve Clarke lo dejó claro al término del último partido: “Este proyecto no ha hecho nada más que empezar”. La próxima cita será en Catar, el año que viene. Podemos tener claro que con estos mimbres, Escocia lo va a dar todo para estar presente en el siguiente Mundial.
🧑💻 Juani Guillem
🗓️ (24/06/2021)