Inglaterra venció a Suecia (2-0), con goles de Maguire y Dele Alli, y se metió entre los cuatro mejores del Mundial. No lo lograba desde 1990. Pickford fue una muralla.
Llegaba como favorita, pero le costó. Inglaterra debió trabajar más de la cuenta para superar a Suecia en Cuartos de Final de este Mundial de Rusia. Para abrir el marcador recurrió a su mejor aliada: la pelota parada. Harry Maguire saltó más alto que todos a la salida de un tiro de esquina y estampó el 1-0. En el complemento, Dele Alli estiró la ventaja.
Desde el juego, el combinado de Gareth Southgate no lograba marcar la diferencia. Si bien tenía la pelota e intentaba dominar el partido, reinaba la imprecisión en los pases, por lo que la elaboración se hacía imposible.
Los británicos propusieron un equipo corto. No había más de 40 metros entre los puntas y los defensores. La idea era ser compactos para conseguir mejor asociación. El más claro era Jordan Henderson, el volante central del Liverpool. Manejó todos los hilos. Siempre encontraba línea de pase y la entregaba redonda. Pero faltaba lucidez de mitad de cancha para arriba.
Dele Alli no entraba en sintonía. Lingard intentaba hacerse cargo, pero no encontraba ni a Harry Kane ni a Sterling para lastimar en los metros finales. El delantero del Tottenham pasó desapercibido. Por primera vez no convirtió en esta Copa del Mundo. A los 20 minutos de la primera parte tuvo su única chance clara, con un remate cruzado desde afuera del área, que se fue muy cerca del palo derecho de Olsen.
Los carrileros no influían. Tanto Kieran Trippier, por derecha, como Ashley Young, por izquierda, no desequilibraban ni llegaban al fondo. Suecia estaba bien parado y no pasaba sofocones. Aunque tampoco se preocupaba demasiado por atacar. Estaba cómodo.
Hasta que a los 30 minutos de la etapa inicial apareció el arma letal de Inglaterra: la pelota quieta. Young ejecutó un tiro de esquina desde la izquierda; Maguire llegó a la carrera, le ganó muy bien en el salto a Forsberg, y abrió el marcador.
Desde ese momento el conjunto de Southgate se liberó. Tomó confianza y se ‘amigó’ con la pelota. Principalmente, en el inicio del complemento. Aprovechó la desesperación de los escandinavos y encontró más espacios en ofensiva. Luego de algunos avisos, marcó el segundo. Fue a través de Dele Alli, de cabeza, tras un magnífico centro de primera de Lingard. Fue un pase a la cabeza.
Daba la sensación de que los británicos tenían resuelto el trámite y hasta podían ir por más. Pero todo quedó en ilusiones. Suecia tuvo el descuento en el pie derecho de Claesson, tras una jugada bárbara a puro toque. Pero no pudo con Pickford, que protagonizó una de las mejores atajadas del certamen. Luego, el arquero volvió a meter un manotazo salvador para desviar un remate violento por arriba del travesaño. Se transformó en la figura de su equipo, y del partido.
Inglaterra no consiguió sacar provecho de los espacios, cada vez mayores, que dejaba su rival, producto de la desesperación. Pero pudo llegar a buen puerto.
Sin brillar, el equipo británico se metió entre los cuatro mejores del Mundial. Algo que no sucedía desde Italia 1990. Pasaron 28 años. En aquella ocasión cayó ante Alemania, por penales. Luego, perdió el partido por el tercer puesto ante los locales. Ahora, los Three Lions sueñan con su segunda Copa del Mundo. Las condiciones están dadas para soñar.
- El análisis de Antonio Portillo:
El sueño inglés continúa. 28 años después de aquella fatídica tanda de penaltis en el Stadio Delle Alpi de Turín, durante el Mundial de Italia 1990, los ingleses vuelven a quedar entre las cuatro selecciones más potentes del mundo. Hoy se dio un partido plácido, principalmente por la inoperancia ofensiva de la selección de Suecia (0 disparos a puerta en la primera mitad) y un Pickford que volvió a ser de vital importancia para detener los intentos escandinavos de neutralizar la victoria inglesa durante la segunda mitad.
Y es que el meta del Everton, el más caro en la historia de la Premier League, lleva un torneo superlativo. Capital en el partido de Colombia, clave en el choque de hoy. Ya podemos afirmar que los tiempos de “Calamity” James y compañía han quedado atrás: desde Banks y Shilton, Inglaterra no tuvo un cerrojo. Y Southgate lo tiene.
Hablando de Southgate. Cuánta importancia tiene el técnico y su pizarra. De los 11 tantos creados por los ingleses, ocho han sido a balón parado (tres penales y cinco en jugadas de estrategia). Lo que demuestra que, aunque tengas una selección de calidad, también es muy importante tener un técnico con recursos. Con los goles de Maguire y Alli de cabeza, queda patente todo esto.
Veintiocho años después, Inglaterra pisará su tercera semifinal. En la primera, durante el Mundial en el que fueron los organizadores, alzaron la copa. En la segunda, Italia 1990, los penaltis les privaron de la gloria. Esperemos que a la tercera vaya la vencida. Por nombres, por trabajo y por ilusión se puede y se debe creer. A seguir soñando.
🗓️ (07/07/2018)