Al fútbol se puede jugar de mil maneras. No hay ninguna que sea mejor que otra. No hay un manual que explique paso a paso qué es lo que hay que hacer para ganar. Algunos entrenadores imponen su estilo, mientras otros se adecúan al lugar donde llegan, al rival que tienen enfrente o a los jugadores de la plantilla. Lo que no puede funcionar es pedirle a una persona que vuele o que un árbol te conteste a una pregunta. Son cosas imposibles.
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