La última vez que los escoceses tuvieron motivo para echarse a las calles y celebrar un gran logro de su selección de fútbol fue hace más de 20 años, cuando el equipo dirigido por Craig Brown consiguió clasificarse para el Mundial de 1998. Desde aquel año, el pueblo escocés no ha vuelto a brindar por ningún otro éxito de su combinado nacional.
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