EL CLUB DE LOS OLVIDADOS (XIII): MICHAEL BRANCH

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Michael Branch pasó de ser una de las mayores promesas del fútbol inglés a retirarse de manera prematura, después de jugar varios años al fútbol no profesional y terminar ingresando en prisión por tráfico de drogas para cumplir una condena de siete años.

El 21 de febrero de 1996, el Everton perdía 1-0 ante el Manchester United, en Old Trafford. Era la jornada 27 y los de Liverpool, que caminaban a mitad de tabla, necesitaban seguir sumando puntos para luchar por entrar en Europa. Corría el minuto 73 cuando Joe Royle, técnico visitante, decidió mirar al banquillo y hacer debutar a ese joven de 17 años que llevaba ya unos meses entrenando con los mayores y que tenía toda la pinta de convertirse en un futuro asesino del área para Inglaterra. Michael Branch saltó al verde, todo desparpajo, y supuso un dolor de cabeza para los Red Devils en los pocos balones que tocó. Había nacido una estrella.

Aquel día, el programa prepartido del Manchester United le definía como “el mayor talento natural que ha tenido jamás el Everton en categoría juvenil”. Branch no podía tener mejor carta de presentación. Su corazón pertenecía absolutamente al Everton y terminaría reconociendo que solía viajar a ver al club de visitante con su padre y que jugar con el primer equipo y entrenar desde los 16 años era un sueño hecho realidad.

Por aquel entonces, otro chico (un año menor que él) en la parte roja de la ciudad, estaba también rompiendo moldes en categoría juvenil. Michael Owen y Michael Branch deberían haber dominado el mundo como pareja de atacantes de la selección si todo hubiera ido como en su etapa de formación. Pero la vida del segundo iba a cambiar demasiado, aunque él no lo sabía aún.

En aquel momento Owen tampoco era conocido, por lo que a Branch se le bautizó como un jugador de la ciudad que ya se había asentado: ‘El nuevo Robbie Fowler’. “No me gustaba esa presión, porque él marcaba todos los fines de semana y yo no me imaginaba estar a su altura”, reveló. El hecho de jugar con los mayores del Everton le sirvió para ir convocado al torneo Esperanzas de Toulon como el jugador más joven de la selección U21, pero también como aquel destinado a liderarla. Por eso, el seleccionador le emparejó en las habitaciones con David Beckham, el capitán, que solo unas semanas después pasaría a formar parte de la absoluta.

Pero la evolución de Branch nunca fue acorde a lo que prometía y proyectaba. Si bien, ya con la mayoría de edad, dejó de ser un revulsivo y terminó en el XI inicial, la realidad es que sus cifras de goles no invitaban a pensar que pudiera sostenerse en la primera plantilla del club como titular. Pasar al profesionalismo le había mojado la pólvora. Motivo por el que, en su tercera temporada, el nuevo técnico decidió tenerle menos en consideración. A esto se sumó una serie de lesiones musculares (se desgarró varias veces el bíceps femoral) que le tuvieron más de un año en el dique seco. Tenía 20 y se había pasado los dos últimos años, cuando más necesitaba jugar para asentarse, entre el banquillo y la enfermería.

Por eso, el Everton decidió mandarle a préstamo. ¿Dónde? A un Manchester City que jugaba en la tercera categoría del fútbol inglés, donde iba a contar con la presencia de Royle, quien le había hecho debutar con el club y que le conocía de su etapa juvenil. Pero Branch no cuajó, después de un buen inicio, y se fue perdiendo de cesión en cesión.

Solo en el Wolverhampton recuperó algo de su mejor versión, pero un hecho en un partido le condenó. Era un duelo ante el Nottingham Forest y un jugador de los Wolves estaba tendido en el suelo. La posesión corría a cargo del Forest, que decidió echar el balón fuera para que el rival fuera atendido. Antes de que traspasara la línea, pero con todos los jugadores ya parados, Branch cogió el balón y se aprovechó de la situación para marcar. La tangana que se montó y la violencia de los jugadores del Forest contra Branch supusieron que tuviera que ser sustituido en la primera parte.

Branch fue perdiendo lustre, jugando en divisiones inferiores, hasta que en 2010, con 31 años, decidió colgar las botas después de haber jugado en la octava categoría del fútbol inglés. Dos años después de su retirada, Michael Branch entró en prisión con una condena de siete años. ¿El motivo? Tráfico de drogas. Él no lo sabía, pero la policía llevaba cuatro meses siguiéndole cuando le detuvieron en un parking vendiendo droga. La cantidad que se incautó en el registro de su domicilio sirvió para meterle entre rejas.

Cosas de la vida, uno de los funcionarios de la prisión resultó ser un ex compañero de la academia del club, dos años menor, que soñaba con ser como Branch. El preso trató de esconder su identidad, negando ser quién era, pero le fue imposible. Branch cumplió la mitad de su condena por buen comportamiento y reveló que desde la propia prisión se veía Goodison Park, allí donde él había jugado tantas veces.

Gracias a un programa especial de la FA, Branch pudo estudiar Administración y Dirección de Empresas mientras estaba encerrado para poder tener trabajo cuando recuperase su libertad. Hoy, Branch colabora estrechamente con el Everton, da charlas para prevenir que las jóvenes promesas puedan correr su misma suerte y colabora en todos los actos benéficos del club.

✍️ Diego García Argota

👨‍💻 Juani Guillem

🗓️ (14/10/2024)

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