Marko Marin siempre fue un jugador habilidoso, desequilibrante con el balón. Pero hubo un momento en su carrera en el que su interruptor se apagó… cuando decidió fichar por un Chelsea que nunca contó con él.
Marko Marin fue el primer gran prototipo del jugador alemán que conocemos hoy. Los Götze, Draxler, Reus, Schürrle, Brandt. Y es que en ese cambio generacional y de estilo de los germanos por buscar jugadores desequilibrantes, pequeños, regateadores y descarados, Marin era el abanderado y elegido, incluso pese a ser coetáneo de Özil. Fue nombrado mejor jugador del país Sub17 y Sub18.
La banda izquierda era su reino y su facilidad para salir por cualquier costado un peligro. Por eso, con apenas 19 años, Marin debutó con la selección absoluta de Alemania, justo antes de ser el héroe de la Sub21 en el Europeo de 2009. Borussia Mönchengladbach y Werder Bremen disfrutaron de su fútbol hasta que a principios de 2012 el Chelsea lo fichó por 8 millones de euros. Fue la envidia del mercado.
A Marin lo dejó fichado Villas Boas antes de ser despedido y con su sucesor, Di Matteo, nunca tuvo sitio. Por eso, tras seis partidos en Premier League con el Chelsea, Marko se fue para no volver.
Cesiones en Sevilla, Anderlecht, Fiorentina o Trabzonspor que no tuvieron éxito. Y es que parece que bajo contrato con los de Londres, el chico había perdido sus poderes.
Obviamente, dejó de ir con la selección, perdió su sitio en cada equipo al que fue y pasó de ser una promesa y un jugador diferencial a un juguete roto.
Marin terminó contrato con el Chelsea y se marchó al Olympiacos, donde ha recuperado, en gran parte, su buen nivel.
Pero ya nunca volverá a ser el mismo.
🗓️ (02/02/2018)
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