En un fútbol cada vez más analizado al detalle, donde parece que todo está diseñado para que unos pierdan y otros ganen siempre, pocas veces el deporte rey se abre paso y nos recuerda que aún hay espacio para las sorpresas. Todavía queda lugar para vencedores inesperados. Todavía hay sitio para que clubes, ciudades y barrios acostumbrados a la derrota encuentren su momento de gloria.
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