PREMIER Y CANTERA

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Sin duda, el gran héroe de la Premier League es Jamie Vardy. El delantero del Leicester ha igualado el récord de Ruud van Nistelrooy al marcar en 10 partidos consecutivos. Un hito que ha servido a Harry Redknapp para lanzar un mensaje claro: “Vardy es tan bueno como cualquier español, italiano o portugués. Solo hay que darles una oportunidad”. Y tiene razón. Hay que creer más en la cantera, arriesgar y apostar sin miedo por el talento local.

Aprovechando las palabras de Harry Redknapp, vale la pena entender cómo funciona la cantera en Inglaterra y cómo ha evolucionado con el tiempo.

Cuando un chico de apenas 16 años llamado Wayne Rooney marcó dos goles que clasificaron al Everton a la final de la FA Youth Cup en la temporada 2001/02, no solo cumplió el sueño de cualquier adolescente, sino también el de todo club que apuesta fuerte por su cantera.

En Inglaterra, los clubes destinan grandes recursos a formar jóvenes talentos. Todos los equipos de Premier League y Championship cuentan con el llamado Academy System. Una estructura de formación integral que recluta y entrena a futbolistas desde edades muy tempranas, no solo en su área local, sino también de todo el país e incluso del extranjero. La misión: encontrar al próximo Best, Owen, Beckham o Gascoigne. El próximo Balón de Oro.

Sin embargo, el sistema de formación no siempre fue tan estructurado. En los primeros años del fútbol profesional, los clubes reclutaban a jóvenes promesas colocando anuncios en la prensa local. Fue recién en 1904 cuando la Asociación de Escuelas de Fútbol de Inglaterra asumió el rol de puente entre el fútbol amateur y el profesionalismo.

A medida que el fútbol crecía en importancia cultural y económica, los clubes empezaron a desarrollar sus propias redes de captación, dando origen al scouting moderno. Ya en los años 30, se instauró un sistema semiprofesional de entrenamientos para jóvenes, aunque las condiciones distaban mucho de las actuales.

En aquella época, los menores de 17 años no podían firmar como profesionales. Eran tiempos donde los chicos de cantera cortaban el césped, limpiaban vestuarios, sacaban la basura y, sobre todo, lustraban las botas de las estrellas del primer equipo. Era parte del aprendizaje. Una manera de entender la jerarquía del vestuario y, al mismo tiempo, aprender respeto por quienes ya se habían ganado el estatus de figuras.

Tommy Smith, histórico defensor del Liverpool, recordaba su aprendizaje en los años 50 con una frase que lo decía todo: “La única vez que podía jugar al fútbol era los viernes por la mañana, cuando nos enfrentábamos a los basureros del aparcamiento del estadio.”

Fue recién en los años 60 cuando la Federación Inglesa (FA) y la Football League desarrollaron un programa oficial de formación, reconociendo por primera vez a los jóvenes de las categorías inferiores como futbolistas de pleno derecho.

Aunque el día a día apenas cambió respecto a la década anterior, la profesionalización del entorno empezó a notarse. El número de jóvenes en las canteras se disparó: de apenas 220 jugadores en la temporada 1960/61, se pasó a 592 en 1966/67.

El verdadero punto de inflexión llegó en 1983 con la creación del Youth Training Scheme (YTS), un programa impulsado por el Gobierno británico. En apenas siete años, el número de canteranos se triplicó. Sin embargo, el YTS fue objeto de muchas críticas: se acusaba a los clubes de no invertir lo suficiente en el desarrollo real de los chicos y de no producir talentos de élite. El sistema formaba jugadores… pero no estrellas.

Fue entonces cuando la FA implementó los Centros de Excelencia, un programa destinado al desarrollo profesional de 5.000 jóvenes futbolistas. El resultado fue sobresaliente: casi el 50% de los que se graduaban en estas instalaciones lograban dar el salto al fútbol profesional inglés.

En 1998, bajo la dirección de Howard Wilkinson, las “Escuelas de Excelencia” fueron reemplazadas por las actuales Academias de Fútbol, que se convirtieron en el eje del ambicioso programa de calidad de la FA, basado en modelos exitosos de países como Holanda y Francia.

Hoy en día, todos los clubes de la Premier League cuentan con su propia Academia, donde reclutan jugadores de entre 9 y 16 años. Estos jóvenes entrenan entre tres y cinco veces por semana y juegan un máximo de 30 partidos al año para evitar sobrecargarlos. Al final de cada curso, los tres mejores jugadores reciben premios y, de ellos, los más destacados obtienen un contrato profesional garantizado. Las Academias no solo se encargan del desarrollo futbolístico, sino que también garantizan la educación y el bienestar social de los chicos, contando con un monitor que actúa como enlace entre el club y las familias de las futuras estrellas.

A pesar del avance logrado, las críticas no han tardado en aparecer. Se acusa a las Academias de favorecer la explotación de los jóvenes por parte de los clubes de la Premier. La proporción de chicos que logran llegar a la máxima categoría no supera el 15%. Sin embargo, estas Academias han tenido éxito en captar a las mejores promesas, tanto locales como internacionales.

Actualmente, se está estudiando la posibilidad de destinar mayores recursos por parte de la FA para seguir potenciando estas estructuras y aumentar el porcentaje de jugadores que logren dar el salto a la Premier. En los próximos años, veremos si este enfoque resulta ser efectivo o si será necesario replantear el sistema y buscar alternativas para mejorar el desarrollo de las futuras estrellas del fútbol inglés.

✍️ Raúl Sánchez

💻 Juani Guillem

🗓️ (25/11/2015)

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