Desde que Jürgen Klopp aterrizó en Liverpool, el equipo ha experimentado un cambio soberbio. Bajo la tutela del técnico alemán, los de Anfield se han convertido en un equipo -casi- anárquico, revolucionado. Con un estilo de juego en el que prevalecen las transiciones rápidas, las finalizaciones y una línea de presión muy elevada.
Sin embargo, de un jugador depende gran parte del éxito del equipo. Un tipo que tiene el control del desorden, al que le sobra magia y calidad para definir por sí mismo los partidos. Ese jugador es Coutinho. El brasileño ha ido progresando año a año, dejando atrás su irregularidad para convertirse en un jugador de primer nivel mundial, siendo uno de los mejores jugadores de su país -con el permiso de Neymar-.
El ’10’ ha evolucionado hasta el punto de saber manejar el ritmo de partido. Es un buen lector de juego, adaptado al estilo del entrenador alemán, pero con la madurez suficiente como para controlar el ‘tempo’ de los encuentros. Posee una exquisitez técnica destacable, una aceleración y un cambio de ritmo sorprendentes en el rival y una visión de juego magnífica. Además, en las últimas temporadas se ha destapado como un gran goleador. Dispara de forma fenomenal a larga distancia, habiéndose caracterizado por un tiro potente y colocado.
Partiendo del extremo izquierdo, la temporada 2016/17 ha sido su confirmación absoluta. Con Milner, un lateral no tan profundo como Alberto Moreno, el brasileño ha podido disfrutar de total libertad a partir de la zona de tres cuartos de campo, rebajando el desgaste físico defensivo. El reconvertido a carrilero, Wijnaldum como interior izquierdo y Henderson, actuaban como escuderos del brasileño. A pesar de esto, la llegada de Salah al equipo, le retrasará a la zona de creación.
Coutinho pasará a jugar como interior izquierdo y Mané será desplazado al extremo del mismo costado. De esta manera, Klopp le sumará aún más velocidad al ataque. Este hecho denotará si el brasileño ha llegado a adquirir una lectura de juego suficiente como para interpretar los espacios de los extremos y aprovecharlos, también sin balón, dado que la mediapunta será suya.
Sin la necesidad de aparecer desde la banda, Coutinho tendrá aún más libertad de movimiento. Tendrá mayor recorrido, podrá sorprender desde la segunda línea y jugará más cerca de Lallana, un importante jugador en el esquema de Klopp, a la sombra del brasileño. Menos desgaste a la hora de buscar una línea de pase para recibir el balón y más presencia en el juego interior. Así pues, los de Anfield juntarán en el centro a los dos interiores mencionados más Firmino, dejando las bandas a Mané y al flamante fichaje Salah.
El equipo ganará en estabilidad y Klopp tendrá la posibilidad de atacar por dentro y por fuera. Dos variantes que permitirán dinamizar el juego y variar en un mismo partido. El ex entrenador del Dortmund ha sido criticado duramente por no tener un ‘Plan B’. No obstante, la llegada de nuevos jugadores permite al equipo ganar en profundidad de plantilla y en variedad. Pudiendo pasar del 4-3-3 a un hipotético -pero no por ello menos probable- 4-2-3-1, con Coutinho liberado en la mediapunta y con dos mediocentros de corte más defensivo que le cubriesen la espalda.
El regreso del ‘alma mater’ al centro del campo puede impulsar su rendimiento, con más contacto con el balón, más oportunidades para dirigir el rumbo del partido y con la misma posibilidad de ver puerta. El Liverpool mejora un equipo que pareció tener una plantilla demasiada corta la temporada pasada y que la próxima tendrá el plus de la Champions. El ascenso al éxito de los de Merseyside la próxima campaña dependerá, en gran parte, del pequeño mago brasileño.
🧑💻 Juani Guillem
🗓️ (22/07/2017)