Mayo de 2013. Un mes que muchos aficionados del Stoke City nunca olvidarán. Esa fue la fecha elegida para que, después de 7 temporadas, Tony Pulis abandonara el Britannia Stadium. Pulis se convirtió en una institución en Stoke-on-trent, no solo por los resultados que los hubo (ascenso y consolidación en Premier League, subcampeón de FA Cup y andadura por Europa League), sino por la sinergia que consiguió con la afición.
Peter Coates, máximo mandatario del Stoke, eligió a Mark Hughes como sucesor de Pulis y el escepticismo sobrevoló el Britannia. Hinchada, prensa e incluso jugadores no entendieron como el club elegía un cambio tan antagonista con el anterior.
Hughes cogió las riendas de un equipo que había mantenido una filosofía y modelo de juego totalmente diferentes a lo que su idea proponía. Una piedra más en el camino del nuevo técnico Potter.
Su modelo planteaba una apuesta fuerte por el juego combinativo y asociativo, intentar salir jugando siempre y acelerar en 3/4 de campo las acciones. Hughes sabedor que la plantilla heredada está formada a imagen y semejanza de lo que Pulis pretendía, comenzó a firmar jugadores más adecuados para su propuesta: Muniesa, Pieters, Ireland, Victor Moses, Bojan, Afellay, Shaqiri, Glen Johnson o Imbula. Todos ellos, jugadores de buen pie acostumbrados a jugar en equipos que quieran llevar la iniciativa y de perfil técnico.
Además, el entrenador galés ha sabido mejorar exponencialmente las virtudes de casi la gran mayoría, recuperándolos y haciéndoles dar un salto. Es en este aspecto en el que me gustaría centrarme en un nombre propio: Marko Arnautović.
El atacante austríaco de 27 años tiene una dilatada carrera a sus espaldas, pero no ha sido hasta la pasada campaña donde hemos visto lo mejor de él. Aquello que apuntaba con 18 añitos en el Twente holandés y que le valió para una posterior cesión al Inter de Milan campeón del triplete en 2010.
Marko siempre ha albergado unas cualidades innatas y es de esos jugadores diferentes, pero su irregularidad y una cabeza poco amueblada le llevaron a casi dilapidar su carrera hasta que Hughes lo rescató del ostracismo en el que estaba en el Werder Bremen (10 partidos de titular en su última campaña en el club bávaro). El técnico galés apostó por el potencial del díscolo jugador nacido en Viena y lo firmó para el Stoke en verano de 2013.
Tras dos campañas discretas en las que parecía que su intermitencia había viajado con él hasta las Islas ha sido en esta última Premier 2015/2016 donde Marko ha explotado definitivamente: 11 goles y 6 asistencias, además de algunas actuaciones individuales soberbias como en el Boxing Day frente al Manchester United donde se encargó de destrozar al equipo de Louis Van Gaal.
Acomodado en banda izquierda, pero con movilidad absoluta para aparecer en el área, Arnautović es uno de los jugadores más determinantes de la Premier. Su envergadura y calidad para el desborde y conducción le hacen idóneo para el juego de posesión de Hughes. Además, su velocidad con el balón es otro de los elementos diferenciales. La llegada de jugadores como Imbula, Shaqiri o Afellay mejoraron el juego colectivo y activaron al austríaco.
Hughes ha conseguido hacer madurar al conocido en Inglaterra como: “Zlatan Austríaco”, por su parecido físico con el gran Ibrahimovic. Estamos ante un jugador distinto con un carácter fuerte, pero mucho más regular y centrado.
El Stoke tiembla ante su posible pérdida, tras su genial año. Una buena actuación en la Eurocopa podría ser la confirmación definitiva de Marko Arnautović … ese jugador que Mourinho un día lo denomino así: “Una persona genial, pero con la actitud de un niño”.
🗓️ (14/06/2016)
BRITmanía Radio
