Entre el estadio del Queens Park Rangers y el del West Bromwich Albion hay poco más de dos horas de viaje en coche. Ese fue el trayecto que recorrió Peter Odemwingie tras llegar a Loftus Road y comprobar que su fichaje por el conjunto londinense se había frustrado. Poco más de dos horas que debieron parecerle eternas. ¿Qué pasaría por su cabeza?
El día anterior se había despedido de sus compañeros y, apenas tres horas antes del cierre del mercado, hablaba con la prensa sobre el nuevo reto que le esperaba. Lo hacía desde la ventanilla de su lujoso 4×4, convencido de que todo estaba hecho. Pero lo que debía ser un fichaje clave para salvar al equipo de Harry Redknapp terminó convertido en uno de los episodios más surrealistas en la historia de los deadline days. Sí, de aquellos tiempos en los que aún no existían los Fabrizio Romano de turno y los mercados de fichajes eran una auténtica odisea para los medios.
Quizá muchos no recuerden su nombre. Pero lo cierto es que este futbolista, hoy ya retirado, tiene unos orígenes de lo más peculiares. De hecho, fue el primer jugador nacido en Uzbekistán en jugar en la Premier League, mucho antes que el central del Manchester City Abdukodir Khusanov. Aunque, bueno, hay trampa: Odemwingie nació en Taskent, cuando aún formaba parte de la Unión Soviética. Hijo de madre rusa y padre nigeriano, optó por representar a Nigeria, país de su familia paterna. Así que, pese a compartir lugar de nacimiento con Khusanov, nunca tuvo nacionalidad uzbeka.
A los dos años, Peter Odemwingie se mudó con su familia a Nigeria, aunque durante su adolescencia regresaría a una Rusia ya desfragmentada. Creció futbolísticamente en Moscú, pero a los 17 se convirtió en profesional con el Bendel Insurance, curiosamente el club donde su padre había trabajado como médico. Se dice que Peter le prometió que algún día jugaría allí. Y cumplió: en 53 partidos marcó 19 goles, derribando la puerta del fútbol europeo.
Dos años después aterrizó en Bélgica, para jugar en el ya desaparecido La Louvière. Aunque, fiel a su destino, antes de firmar había estado a punto de hacerlo por el Anderlecht, pero las negociaciones se rompieron a última hora. Los fichajes frustrados parecían perseguirle.
Su primera temporada en Bélgica fue discreta, aunque el equipo conquistó la Copa y logró clasificarse para la Copa de la UEFA. En la segunda, Odemwingie debutó en Europa y anotó cinco goles en liga, dejando claro que tenía proyección. Tanto así que estuvo cerca de fichar por el Blackburn, otro traspaso que nunca se concretó. Finalmente, recaló en el Lille, donde explotó como delantero. Tres temporadas, 26 goles en 100 partidos y una reputación que lo llevó de vuelta a su “Rusia natal”. El Lokomotiv de Moscú pagó 10 millones de euros por su fichaje.
Cada vez más contrastado, Odemwingie se convirtió en un engranaje clave del equipo locomotor. A sus 29 años, por fin dio el salto a la mejor liga del mundo. Sí, a la Premier League. Tras abonar tres millones, el West Bromwich Albion de Roberto Di Matteo se hizo con los servicios del internacional nigeriano, recién llegado del Mundial y señalado como pieza fundamental para un recién ascendido. Pero el inicio no fue ideal: en la primera jornada, el Chelsea les pasó por encima con un demoledor 6-0. Y aquí aparece la ironía del destino: ¿sabéis quién acabaría siendo entrenador de los Blues la temporada siguiente? Exacto, el propio Di Matteo.
Pero volvamos a nuestro Odemwingie. Su fichaje se cerró apenas un día antes de la segunda jornada liguera. Con los papeles en regla, debutó frente al Sunderland. Lo hizo como titular, y en el minuto 81, con el marcador aún en tablas, convirtió una asistencia de James Morrison -leyenda del club- en su primer gol de la temporada.
A ese tanto le siguió un curso sensacional. El West Bromwich cerró la campaña en una cómoda undécima posición, y Peter alcanzó los 15 goles, convirtiéndose en el primer futbolista del club en lograr tal registro en la Premier League. Eso sí, entre diciembre y febrero llegaron los peores resultados del año, que terminaron con la destitución de Di Matteo. Ironías del fútbol: unos meses después, levantaría la Champions con el Chelsea.
Fíjense qué vueltas da la vida.
Y mientras a Odemwingie se le caían los goles, también llegaban las ofertas desde fuera. El Wigan se interesó por sus servicios, aunque el nigeriano, cómodo en West Bromwich, prefirió renovar. La temporada siguiente volvió a dejar buenos números para el atacante -diez tantos- y una meritoria décima posición para el conjunto, ahora dirigido por Roy Hodgson, quien había llegado para sustituir a Di Matteo y terminaría ganándose el puesto en la selección inglesa. Porque, a pesar de las buenas campañas, en el banquillo del West Bromwich nunca hubo estabilidad: primero Di Matteo, luego Hodgson, y para el curso 2012/13, Steve Clarke. Y aquí, un spoiler: el escocés no logró entenderse con Odemwingie… y empezaron los problemas.
¿Qué sucedió esa temporada? El West Brom, de hecho, se estrenó con una gran victoria ante el Liverpool por 3-0. Partido en el que Odemwingie jugó de extremo -con Shane Long como delantero centro- y, por supuesto, marcó gol. Pero quien también vio portería fue uno de los nuevos fichajes: un joven Romelu Lukaku, cedido por el Chelsea. Esa incorporación, sumada al empeño de Clarke en mantener a Long como punta de lanza, dejó a Odemwingie relegado al banquillo en más de una ocasión. Quizá frustrado por la falta de minutos, Peter recurrió a Twitter para quejarse. Sus publicaciones se convirtieron en sus primeras oposiciones a meme del año, porque eso fue solo el principio. De hecho, sus mensajes no fueron bien recibidos por la afición, y aunque Peter siguió jugando, ya no se le caían los goles como antes.
Peter perdió la sonrisa. Sin estilo y sin lo que mejor se le daba: marcar. Y aunque el West Bromwich siguió ganando, su relación con el club parecía rota. Todo lo contrario ocurría con Lukaku, que aprovechaba su estancia en las Midlands y, aunque partía desde el banquillo, encontraba el gol con asiduidad. De hecho, para enero de aquella temporada, el belga ya sumaba nueve tantos, mientras que Odemwingie apenas cinco. Y digo apenas, porque de la nada… se desvaneció.
Y aquí empieza el lío. Con la llegada del mercado de fichajes, llegaron también los rumores. El Queen’s Park Rangers, colista de la Premier, se interesó en el delantero en un intento desesperado por salvar la categoría. El West Bromwich, en cambio, tenía la mirada puesta en Europa, y parecía inverosímil que uno de sus mejores atacantes quisiera marcharse. Pero para Odemwingie, el cambio era necesario. Haría lo que fuera por vestirse de corto en Loftus Road.
Hubo negociaciones, pero el acuerdo no llegaba, y el chicle se estiró hasta el último día del mercado: el Deadline Day. Para Peter, la operación estaba prácticamente cerrada, y fruto de la ansiedad y las ganas de marcharse, tomó su 4×4 y condujo rumbo al estadio del QPR. El club londinense ya había presentado dos ofertas, pero el West Bromwich no estaba muy por la labor, que digamos.
Con tal de acelerar las conversaciones, Odemwingie emprendió aquel viaje alentado -según se dice- por el técnico Harry Redknapp, quien le habría sugerido alojarse en un hotel cercano para facilitar el cierre del trato. Sin embargo, Peter fue más allá: se presentó directamente en Loftus Road. Allí, ante una operación cada vez más enquistada, recibió la negativa de acceder a las instalaciones. El propio director deportivo del QPR reconocería después ante la prensa que aquella escena se dio para no mostrar una falta de respeto al West Bromwich negociando por un futbolista que todavía no era suyo.
Pero el daño ya estaba hecho. Las cámaras de televisión captaron a Odemwingie minutos antes agradeciendo a los aficionados del West Brom, sin saber que poco después tendría que volver a casa. Lo decíamos: poco más de dos horas de trayecto entre ambas ciudades, pero quizá las horas más largas en la vida de un futbolista que ya no volvería a ser el mismo. Castigado por su propio club por su comportamiento, abucheado en su regreso al césped y esperando el verano para marcharse por la puerta de atrás. Un final amargo, aunque lo que Odemwingie no sabía es que, años después, aquel recuerdo lo convertiría en un futbolista de culto para cualquier aficionado inglés. Incluso para los que un día fueron suyos.
Y para quienes se pregunten qué sucedió después, la respuesta es sencilla. El QPR -que en ataque contaba con Loïc Rémy y Bobby Zamora- descendió a Championship, mientras que el West Brom se mantuvo en la máxima categoría hasta la temporada 2016/17, cuando comenzó su transformación en un equipo, aunque suene mal dicho, “ascensor”.
Por su parte, nuestro querido Odemwingie acabó saliendo de las Midlands: pasó primero por el Cardiff, luego por el Stoke City y más tarde por el Rotherham. Por unas razones u otras, nunca logró recuperar su mejor versión, y su último paso antes del retiro fue en Indonesia, donde disputó 23 partidos con el Madura United. Allí, incluso, llegó a marcar un hat-trick al mítico Semen Padang. Pero bueno, eso ya son otras historias.
Ah, y un detalle curioso para cerrar el círculo: hoy, Odemwingie juega al golf. Y parece que no lo hace nada mal.
🗓️ (13/10/2025)

Redacción Premier League
