Estrella efímera en el Mundial 2002, el torneo en Corea y Japón catapultó a El Hadji Diouf al Liverpool, pero su paso por Anfield fue breve y sin cumplir las altas expectativas. Tras dos años en el club, pasó más de una década en equipos de menor entidad de la Premier, siempre envuelto en polémicas. También vivió una breve cesión en Escocia antes de poner fin a su carrera en el fútbol de Malasia en 2015.
Dinamarca y Senegal. Senegal y Dinamarca. Pocos los veían como candidatos a avanzar en el Grupo A del Mundial 2002, pero africanos y europeos sorprendieron al mundo, dejando en el camino a Uruguay y a la todopoderosa Francia. Los senegaleses colapsaron el planeta en el partido inaugural al tumbar a los franceses, vigentes campeones del mundo y de Europa. La figura de El Hadji Diouf, hasta entonces un desconocido para muchos, acaparó todos los focos. Fue elegido MVP de aquel duelo y entró en el once ideal del torneo. Los grandes clubes europeos no esperaron a que Brasil alzara el trofeo para empezar a preguntar por ese delantero africano, descarado, de tintes rubios, que había reventado el Mundial.
Los informes que manejaban los clubes describían a un segundo delantero de zancada larga, carisma indomable y lengua afilada. Uno de los jugadores más llamativos del Lens en las dos últimas temporadas de la Ligue 1, y flamante ganador del Premio al Mejor Jugador Africano de 2001 (galardón que también repetiría en 2002).
El Liverpool, que venía de ser subcampeón de la Premier y reciente ganador de la UEFA y la Charity Shield, decidió apostar fuerte por él. Lo firmó como su delantero estrella para acompañar a Michael Owen (recién coronado Balón de Oro) y a Emile Heskey. Le entregaron el dorsal ‘9’, una camiseta con historia en Anfield. Pero Diouf nunca volvió a rozar el impacto que tuvo durante aquel inolvidable Mundial.
En Premier League con los Reds, que pagaron 12 millones de euros por él, Diouf estuvo dos temporadas. Sus cifras fueron discretas: seis goles (todos en su primer año) en casi 80 partidos. Jugó con regularidad, pero su rendimiento fue de más a menos. El club buscó cederlo para recuperar su mejor versión o revalorizarlo. Y así fue.
En 2004 recaló cedido en el Bolton Wanderers, donde cuajó una gran campaña que le valió quedarse en propiedad durante tres temporadas más. En los Trotters -hoy venidos a menos- vivió sus mejores años en Inglaterra, llegando incluso a disputar la UEFA con un equipo que imponía respeto. Disputó 136 partidos, anotó 24 goles y, tras cuatro cursos, a sus 27 años decidió probar suerte en el Sunderland. Aquella etapa fue breve y poco relevante: apenas media temporada antes de firmar por el Blackburn Rovers, donde jugaría dos años más.
Pero sus grandes días ya habían quedado atrás. Una cesión al Glasgow Rangers marcó un punto de inflexión en su carrera: fue el momento en que comprendió que no volvería a la Premier League. Su nivel ya no estaba a la altura de la élite, aunque todavía pudo exprimir dos últimas temporadas en la Championship, defendiendo las camisetas del Leeds United y del Doncaster Rovers. Cuando en 2014 terminó su contrato con los Whites, buscó extender su carrera en destinos exóticos de menor repercusión.
Siempre rodeado de polémicas, El Hadji Diouf fue un futbolista tan talentoso como díscolo. Agresivo, provocador y poco caballeroso en el uno contra uno, fue acusado en varias ocasiones de escupir a rivales, aficionados e incluso recogepelotas, acumulando sanciones que eclipsaron su potencial. Un jugador indomable, al que Pelé incluyó entre los 100 mejores futbolistas de la historia, pero que no logró brillar en la Premier League como sí lo hizo, fugazmente, aquel inolvidable verano en Corea y Japón.
🗓️ (04/08/2021)

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