BAD ‘BRIT’ BOYS (II): VINNIE JONES

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En muchas entrevistas, los periodistas le preguntan al futbolista cuál es el rival al que no querría enfrentar. La respuesta habitual suele ser algún jugador ‘mágico’, de esos que con un par de movimientos rápidos e hipnóticos te dejan sentado y encienden a la grada. Yo no respondería lo mismo. Si me lo preguntaran, diría: Vinnie Jones.

Vinnie Jones nació el 5 de enero de 1965, en Watford. Sus primeros pasos en el fútbol los dio como adolescente, siendo el capitán del equipo de su escuela, la Hertfordshire School.

Su debut profesional llegó a los 19 años, cuando dejó la vida académica para trabajar como obrero y firmó con el Wealdstone, un club del quinto escalón del fútbol inglés. Allí disputó 39 partidos antes de emprender rumbo a un destino más exótico: el IFK Holmsund, que por entonces militaba en la cuarta división sueca.

Estuvo a prueba durante una temporada. Le bastó para ayudar al equipo a ascender y para llamar la atención del Wimbledon, que pagó 10.000 libras al Wealdstone para quedarse con el aguerrido mediocentro.

En el Wimbledon, Vinnie Jones comenzó a forjar la reputación que lo haría leyenda en los campos de Inglaterra. Su nombre se volvió sinónimo de violencia, brutalidad y salvajismo sobre el césped. El propio jugador lo resumía con ironía: “No puedo correr, no sé pasar, no puedo frenar a nadie y no sé disparar… pero todavía estoy aquí”.

Su estilo, basado en amenazas, entradas criminales y marcajes al límite (y más allá), pronto desató críticas de árbitros, rivales, entrenadores e incluso de la propia FA. En su primer año con los Dons, cometió una infracción que terminó con la carrera de Gary Stevens. Y sobre su mentalidad, él mismo lo dejaba claro: “Si vas a por mí, más te vale acabar conmigo, porque si no, seré yo el que vuelva a por ti. En cinco minutos o la próxima temporada”.

Jones se fue transformando, poco a poco, en símbolo de aquel Wimbledon de finales de los 80. Un equipo irreverente, duro, combativo, con nombres como Dennis Wise, John Fashanu, Laurie Cunningham, Dave Beasant o Lawrie Sanchez. Un equipo que pasaría a la historia con un apodo tan temido como inolvidable: “The Crazy Gang”.

El equipo se ganó el apodo de “The Crazy Gang” por su dureza extrema, su juego poco vistoso y la excentricidad de varios de sus integrantes. Se decía, sin exagerar, que “en este club los únicos hooligans son los jugadores”. Al mando estaba Sam Hammam, un presidente tan peculiar como su plantilla, capaz de incluir cláusulas insólitas en los contratos. Por ejemplo: asistir a la ópera si perdían por cuatro o más goles.

Entre los más temidos del grupo destacaba John Fashanu. Un delantero con un historial que incluía fracturas de cráneo a rivales y bromas tan salvajes como incendiar autos. Gary Lineker llegó a decir que la mejor forma de ver al Wimbledon era por teletexto. Tommy Docherty, entrenador escocés, los definió con crudeza: “El Wimbledon tiene tanto encanto como una botella de cerveza rota”.

Y aun así, en 1988, los Crazy Gang hicieron historia. Dieron el gran golpe y se alzaron con la FA Cup, venciendo en la final a un poderoso Liverpool que contaba con figuras como John Aldridge y John Barnes. Un título tan inesperado como inolvidable.

La celebración del título fue fiel al espíritu del Crazy Gang: en un pub, todos borrachos, y, según cuenta la leyenda, Vinnie Jones se fue sin pagar la cuenta. Pero ese no sería su momento más recordado del año.

El pico de su infamia llegó cuando le tocó marcar a Paul Gascoigne. Fue un recital de violencia: 14 faltas, un escupitajo en la cara y una de las imágenes más icónicas del fútbol británico -el famoso apretón de testículos. Tras el partido, Gazza confesó: “Nunca me quejé de una entrada, pero aquello eran agresiones. Sentía su aliento detrás todo el tiempo. En una jugada se me acercó y me dijo: ‘Me llamo Vinnie Jones, soy gitano, gano mucho dinero. Te voy a arrancar la oreja con los dientes y luego la voy a escupir en la hierba. ¡Estás solo, gordo, solo conmigo!’”.

Ruud Gullit también fue víctima de sus amenazas. Jones, sin filtro alguno, lo describió así: “Es una cucaracha ladrona. Pero si todo falla con Gullit, siempre puedes esperar al primer córner y atar sus trenzas al poste de la portería”. Brutal. Provocador. Era Vinnie.

Tras aquella temporada inolvidable, el Leeds United pagó 60.000 libras para hacerse con los servicios del mediocampista. El comienzo no pudo ser más accidentado: en su primer entrenamiento, le dio un puñetazo a un compañero y lo lesionó. Pero, fiel a su estilo, lo importante fue cómo terminó. Y lo hizo bien: logrando el ascenso.

Luego vino una escala breve en el Sheffield United, antes de recalar en el Chelsea. En el club londinense jugó poco, pero dejó su sello de inmediato. Literalmente: logró la amonestación más rápida de la historia. Solo habían pasado ¡3 segundos! desde el pitazo inicial.

En 1992, volvió a casa. Regresó al Wimbledon. En su segunda etapa con los Dons, fue pieza clave. Ayudó al equipo a igualar su mejor posición histórica en la liga y a alcanzar las semifinales de ambas copas domésticas. Vinnie era eso: caos y consistencia a partes iguales.

Ese mismo año, Vinnie decidió capitalizar su fama… a su manera. Lanzó un vídeo recopilatorio con sus entradas más brutales y jugadas violentas, acompañado de explicaciones detalladas sobre cómo intimidar al rival. El vídeo fue un éxito de ventas, pero también generó un fuerte rechazo por parte de la FA y de su propio club.

“Cuando derribo a un rival, le ayudo a levantarse. Le pongo las manos en las axilas y le estiro con fuerza de los pelos. ¿Yo, un provocador? No, soy solo Vinnie Jones. Juego al fútbol y me gustaría marcar diez goles esta temporada, pero no creo que la Federación me deje jugarla entera. La Federación me ha dado una palmadita en la espalda porque he acabado con la violencia en las gradas. Yo la he llevado al campo”.

Sus últimos dos años como futbolista los pasó en el QPR. Y con ellos llegaría otro capítulo insólito en su carrera: fue internacional. No con Inglaterra, sino con Gales. Jugó 9 partidos con los dragones rojos gracias a su ascendencia. La noticia dejó atónitos a muchos, incluido el mítico Jimmy Greaves: “Que me apedreen. Tenemos la cocaína, la corrupción… incluso el Arsenal marcó dos goles en casa el otro día. Pero justo cuando crees que ya lo has visto todo en el fútbol, te dicen que Vinnie Jones es internacional”.

La carrera de Vinnie Jones como futbolista terminó con 12 expulsiones y una estela de momentos violentos que también lo seguirían fuera del campo. En 1998, fue condenado por agredir a uno de sus vecinos. En 2003, tras un incidente en un vuelo, fue multado con 1.100 libras y condenado a 80 horas de servicios sociales por abofetear a un pasajero y amenazar con asesinar a la tripulación mientras viajaba borracho. Además, en 2008 fue arrestado por una pelea en un bar en Dakota del Sur, y dos años después, fue denunciado por daños tras perder una pelea con el actor Tamer Hassan.

Pero la violencia no fue su única faceta. Tras retirarse del fútbol, Vinnie se volcó en la actuación. Su debut en la gran pantalla llegó de la mano del director Guy Ritchie, quien lo eligió para interpretar al matón a sueldo ‘Big Chris’ en la exitosa película Lock, Stock and Two Smoking Barrels. Su interpretación le valió el premio Empire como actor revelación británico.

En el año 2000, repitió con Ritchie en Snatch: Cerdos y Diamantes, donde interpretó a Tony ‘dientes de bala’. Su actuación fue aclamada por la crítica y le mereció el Empire como mejor actor británico. A partir de ahí, la carrera de Vinnie Jones en el cine despegó. Con más de 70 títulos en su haber, ha trabajado con algunos de los mejores actores del mundo, siempre interpretando personajes violentos, lo que ha consolidado su fama en Hollywood.

Además de su carrera en el cine, Vinnie Jones incursionó en la música. En 1993, lanzó su primer single, Wooly Bully, y en 2002 publicó Respect, un álbum compuesto por 14 canciones interpretadas por él mismo. En 1998, escribió su autobiografía, que más tarde reeditaría para incluir su salto al cine. Además, apareció en varias series televisivas y fue parte del elenco de Gran Hermano en 2010.

Entre patadas, codazos y agresiones, Vinnie Jones logró crear una marca única y convertirse en un personaje inconfundible. Siempre polémico, siempre polifacético, su legado sigue vivo, tanto en sus películas como en los inolvidables “highlights” de su carrera futbolística.

¡Larga vida a Vinnie Jones!

✍️ Alex Cortón

💻 Juani Guillem

🗓️ (21/09/2019)

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