BAD ‘BRIT’ BOYS (I): ROBIN FRIDAY

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Los viernes son siempre motivo de celebración. Con ellos acaban nuestras obligaciones laborales de la semana y llegan dos días de descanso llenos de tiempo libre y diversión. El quinto día de la semana es, para mucha gente, un sinónimo de fiesta y desenfreno nocturno. Cuando tu nombre es Robin Friday, tu apellido te indica, de una manera bastante precisa, como va a ser tu vida… como un viernes de fiesta, Robin Friday, fue desenfreno y diversión.

Robin Friday nació en Acton, un humilde barrio de Londres, en 1952. Era un niño tímido que, desde muy temprana edad, iba a estar relacionado con el fútbol. Con solo 2 años acudió por primera vez a Griffin Park, hogar del Brentford, club en el que su abuelo materno había jugado antes de la Segunda Guerra Mundial. A los 10 años era un buen dibujante, un buen atleta y un destacado boxeador, jugador de cricket y de tenis, pero fue el fútbol lo que hizo que muchos ojeadores se fijaran en él.

En 1967, ya había formado parte de las canteras de algunos clubes londinenses como Crystal Palace, Queens Park Rangers y Chelsea (fue convocado, con solo 15 años, para la final de la FA Cup). Sin embargo, con los primeros atisbos de éxito también llegaron los primeros problemas. Su carácter hizo que lo expulsaran de la Academia del Chelsea, abandonó la escuela y comenzó a consumir drogas.

Robin abandonó el fútbol y empezó a combinar diferentes oficios (limpiador de ventanas, yesero o repartidor) durante dos años. A los 16 ingresó en un centro de detención al ser pillado robando una radio. Al poco tiempo fue puesto en libertad debido a sus problemas de asma, pero no tardaría en volver a la cárcel por sus numerosas reincidencias. Estar en la cárcel lo hizo reaccionar.

En los 14 meses que pasó allí, Robin ganó corpulencia y se inscribió en el equipo de la Feltham Borstal, la cárcel en la que estaba preso. Ahí fue seleccionado en el equipo ideal de la liga de prisiones, lo que le permitió jugar y entrenar en el equipo juvenil del Reading durante la temporada 1968/69.

Después de su puesta en libertad, el joven volvió a Acton donde continuarían los problemas. Esta vez la causa sería Maxine Doughan, la novia de Robin. Su entorno no aceptaba que Friday tuviera como pareja a una mujer negra, lo que provocó que fuera marginado por su círculo íntimo o incluso recibir agresiones físicas en los pubs del barrio. El rechazo era tal que cuando a los 17 años se casaron ni siquiera las familias acudieron a la boda.

Robin volvió al fútbol en 1971, después de convencer al cuerpo técnico del Walthamstow Avenue, un club de la Isthmian League, en un entrenamiento al que había sido invitado por un amigo. Ese mismo año, unas destacadas actuaciones le valieron el fichaje por el Hayes, un club de la misma liga que le ofrecía mejores condiciones económicas y estaba situado más cerca de Acton.

Pero la fatalidad volvería a golpear a Friday. Mientras trabajaba en un tejado en Lambeth, sufrió una caída encima de una estaca. La misma atravesó sus nalgas, luego su estómago y se detuvo poco antes de llegar a un pulmón… 3 meses después, el delantero volvería a estar en los terrenos de juego.

En el Hayes llegaría una de las anécdotas más populares de la carrera de Friday. Su equipo tuvo que empezar un partido con un jugador menos porque el delantero no aparecía. Robin estaba en un pub y a los 8 minutos apareció en un estado de embriaguez máximo… ¡que no le impidió marcar el gol de la victoria de su equipo!

Ese mismo año, el Hayes quedó emparejado con el Reading en la FA Cup. Más allá de la eliminación del equipo de Acton, la actuación de Friday fue suficientemente buena como para que el Reading se fijase en él. Tras un breve paso por el Enfield, el Watford y un retorno al Hayes (46 goles y 7 expulsiones, en 67 partidos), el Reading lo fichó en 1974. Su contrato como amateur en los Royals le permitía seguir jugando en el Hayes y trabajar como asfaltador.

Sus buenos entrenamientos y apariciones en el primer equipo le valieron para firmar su primer contrato profesional. Sus buenas actuaciones y su peculiar estilo le sirvieron para ganarse el respeto de los fans y de la prensa, pero también para ser constantemente golpeado y agredido por los rivales. La prensa calificaba sus actuaciones de ‘mágicas’ o ‘gloriosas’ y se decía que Robin era capaz de recibir el balón en su campo y driblar a cada jugador (incluido al portero) antes de marcar, en casi cada partido.

Sin embargo, sus buenas actuaciones en el campo estaban acompañadas de comportamientos deplorables en la vida cotidiana. Su alcoholismo era cada vez mayor y muchos pubs de la zona le vetaron la entrada por sus excéntricas conductas.

Una noche Robin ingresó, junto a un amigo, a un club llamado Churchill’s (descrito como “the worst club that has ever been in Reading”) vestido con una gabardina larga y unas botas con clavos. Friday se dirigió a la pista de baile, se quitó la gabardina y empezó a bailar con las botas de clavos como única prenda.

Para intentar evitar estos comportamientos, su entrenador mandó a Robin a vivir a un apartamento pegado al de un anciano de 80 años (que había sido utilero del club). El delantero no cambió su conducta y cada noche en su apartamento se podía escuchar heavy metal a todo volumen y ver a jóvenes mujeres lanzando piedras a su ventana.

La temporada 1973/74 iba a terminar con el Reading en el sexto lugar de la tabla de posiciones y con Robin Friday mudándose a una comuna hippie de Cornualles. Tomó dicha decisión sin avisar al club, que lo dio por desaparecido esa pretemporada, hasta que apareció un día antes de un amistoso contra el Watford. Y Friday fue el mejor del partido. Equipos como el Arsenal o el Sheffield United, se interesaron en el delantero, pero no llegaron a ficharlo por su indisciplina.

La liga empezó con Friday como máximo goleador, pero siendo sancionado cada poco tiempo por acumulación de tarjetas (en esa época tres amarillas equivalían a dos partidos de sanción). Aquella temporada dejó numerosas anécdotas, principalmente en los encuentros de visitante. En una ocasión, ingresó a un cementerio cercano a dónde el bus estaba aparcado y robó de una tumba dos ángeles de piedra para luego colocarlos al lado del gerente del club que dormía en el vehículo.

En otra oportunidad, Robin tiró abajo la puerta de la habitación de un compañero y esa misma noche apareció en la cena del equipo con un cisne que había encontrado en el jardín.

Durante esa misma campaña celebró un gol besando a un policía porque: “el policía se veía tan frío y cansado de pie allí, que decidí animarlo un poco”, aunque en el vestuario dijo que se arrepentía de haberlo besado porque odiaba mucho a los policías. A pesar de todos estos incidentes, Robin Friday fue el máximo goleador del club y votado jugador de la temporada.

En la temporada 1975/76, Robin era un auténtico ídolo de la afición. Consciente de ello en cada gol que marcaba, el delantero daba una vuelta de honor al estadio como agradecimiento. Durante esa temporada Friday marcó un gol ante el Tranmere Rovers que, según los presentes, es el mejor gol que se ha marcado en la historia.

Clive Thomas, colegiado internacional que había arbitrado a jugadores como Pelé o Cruyff, lo considera el mejor gol que ha visto. Cuando Thomas dijo después del partido que nunca había visto un gol mejor, el londinense respondió: “¿En serio? Deberías venir aquí más a menudo, lo hago todas las semanas”. Esa campaña Friday volvió a ser de máximo goleador y jugador de la temporada.

La siguiente temporada empezó de forma agridulce para Robin Friday. El delantero consideró muy bajo el sueldo que se le ofreció desde el club y pidió el ‘transfer request’. Ese mismo verano celebró su segunda boda, la cual fue retransmitida por la Southern Television. Robin asistió con una camisa de piel de tigre de cuello abierto, traje de terciopelo marrón y botas de piel de serpiente; se sentó en los escalones de la iglesia y se lió un porro. Estaban invitadas unas doscientas personas, en su mayoría amigos y familiares de Londres, que se unieron a la bebida y el consumo de drogas y terminaron luchando entre sí y robando los regalos de boda de la pareja, uno de los cuales era una gran cantidad de cannabis.

El delantero volvió inmediatamente a la pretemporada del Reading, pero a diferencia de otras campañas su nivel había descendido notablemente. El club decidió traspasarlo. Aunque el Queens Park Rangers y el West Ham se interesaron, ninguno presentó una propuesta oficial. Durante noviembre y diciembre varios clubes lo estuvieron siguiendo durante varios partidos. El Reading cansado de su conducta lo vendió al Cardiff, a cambio de 28.000 libras.

La nueva etapa no iba a comenzar bien para el londinense. Cuando bajó del tren que lo llevaba de Reading a Cardiff, fue detenido por viajar sin boleto.

Su debut fue ante el Fulham, un 1 de enero de 1977 y después de una larga noche de borrachera. Como no podía ser de otra manera, Friday dejó su sello en el encuentro: marcó un doblete y agarró al legendario Bobby Moore por los testículos.

Su indisciplina era cada vez más exagerada. Después de los partidos se vestía sin tan siquiera ducharse, se bebía una botella de Martini y desaparecía hasta la semana siguiente.

Friday empezaba a echar de menos Londres y pidió volver al Reading. Ante la negativa del club (que no podía pagar su salario) decidió que cada semana volvería en tren a Londres después de los partidos. Para ello iba a usar una técnica que solo él era capaz de imaginar. Evitaba pagar las tarifas del ferrocarril llamando a las puertas cerradas del baño y gritando “¡Boletos, por favor!”, fingiendo ser un inspector. Cuando el ocupante pasaba su ticket por debajo de la puerta para ser revisado, lo recogía y se marchaba con el.

Al final de la primera temporada en Gales, Robin dejó otro de sus momentos más recordados. El Cardiff se enfrentaba al Luton Town, el 16 de abril de 1977. El conjunto galés estaba en zona de descenso, mientras que el Luton estaba quinto en la tabla. Después de chocar repetidamente con el portero del Luton, Milija Aleksic, el árbitro amonestó al delantero por una entrada sobre el arquero, en el minuto 36. Friday le tendió la mano para disculparse, pero Aleksic reaccionó enfadado.

Cuando se lanzó la falta, Robin le robó el balón al defensor de Luton, John Faulkner, se separó, regateó a Aleksic y le marcó. En la celebración, Friday corrió mirando al portero mientras le daba el corte de manga. El Cardiff ganó el partido 4–2 y al final de la temporada evitó el descenso por un solo gol.

Las acciones Friday se volvieron cada vez más extrañas durante su etapa en Cardiff; después de una derrota contra el Shrewsbury Town, los jugadores y el personal fueron despertados en medio de la noche por fuertes golpes que provenían de debajo de sus habitaciones. Se descubrió que la causa era Robin Friday, de pie en la mesa de billar del hotel (en calzoncillos) y lanzando las bolas alrededor de la habitación con furia.

Friday estuvo ausente del equipo hasta octubre, debido a una enfermedad. Aunque su nivel de juego era cada vez más pobre, dejó otro icónico momento contra el Brighton. Mark Lawrenson frustró tanto a Friday en ese partido que el delantero esperó a que el defensor intentara un ‘tackle’ deslizante para luego patearle la cara. Después de recibir la tarjeta roja, el londinense irrumpió en el vestuario del Brighton y defecó en la mochila de Lawrenson. Este iba a ser el último partido del de Acton.

Después de retirarse, Friday regresó a Londres donde volvió a trabajar como asfaltador y decorador. Poco después de su salida del Cardiff, el gerente de Reading, Maurice Evans, recibió una petición (firmada por 3.000 seguidores) que le solicitaba volver a fichar al delantero. Evans se contactó con Robin y le dijo: “Si solo te establecieras durante tres o cuatro años, podrías jugar para Inglaterra”. Friday respondió con su frase más legendaria: “¿Cuántos años tienes?” y después de que Evans respondiese, continuó: “Tengo la mitad de años que tú y he vivido el doble”. Evans, reflexionó: “Puede que tengas razón”.

Friday entrenó con el Brentford durante la pretemporada de 1978/79, pero después de recuperar su estado físico repentinamente cambió de opinión y dejó de ir a entrenar. Se casó por tercera vez en 1980, pero se divorció nuevamente a los tres años.

Durante sus últimos años cumplió una sentencia de prisión por hacerse pasar por un oficial de policía y confiscar las drogas de la gente. El 22 de diciembre de 1990 fue encontrado muerto en su apartamento de Acton a la edad de 38 años, después de haber sufrido un ataque cardíaco mortal resultado de una sobredosis de heroína.

Friday fue apodado: “The Greatest Footballer You Never Saw”, debido a su talento desperdiciado. Su legado se ve en encuestas a aficionados realizadas en los últimos años.

Friday ganó el título de “Jugador del Milenio” del Reading, en 1999, y fue votado como el jugador más emblemático de todos los tiempos del Reading y Cardiff en una encuesta de la BBC, en 2004. En unas encuestas similares de la Premier League, Friday fue el único jugador en aparecer entre los tres primeros en dos equipos diferentes. En 2007, en una encuesta de fans del Reading fue una vez más nombrado el mejor jugador de la historia del club.

Un jugador único, con una vida y una historia única.

✍️ Alex Cortón

🗓️ (16/08/2019)

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