Según la RAE, dícese de la tendencia a mitificar o a admirar exageradamente a personas o cosas. En este caso, se trata de un futbolista que juega en el Brighton, es japonés y bien lo merece. Todos somos un poco ‘mitómanos’.
La ascensión de Kaoru Mitoma está siendo tan meteórica como una carrera suya por banda izquierda. Su impacto en esta primera temporada en la Premier League le ha proyectado como uno de los jugadores más determinantes del mejor campeonato del mundo y las historias sobre su corta carrera tampoco dejan de mitificar su figura. Su rendimiento tras el Mundial, donde una serie de circunstancias le hicieron lucir, pero menos de lo que podría haber sido, también ha contribuido a que hoy estemos hablando de él.
Porque sí, Mitoma fue aquel que en Qatar llegó a ese balón imposible contra España para que Tanaka metiera el gol que dejaba fuera a Alemania y podía haber dejado fuera a la propia España. Una combinación que nos hizo viajar al pasado, concretamente a cuando Mitoma y Tanaka eran amigos en la escuela infantil y habían prometido (o más bien deseado) jugar juntos en la selección.
Mitoma es ese chico que rechazó su primer contrato profesional para estudiar en la universidad, porque no estaba seguro de jugar en la J. League (ya que otros como Itakura no habían tenido unos buenos primeros años tras dar el salto) y decidió hacer su tesis final sobre cómo regatear rivales. Para ello, se puso una cámara en el pecho en todos los entrenamientos y grabó los movimientos propios y de los defensas a los que se enfrentaba.
Mitoma es ese chico que, cuando todo el mundo esperaba a Kubo como jugador clave de Japón, se erigía como indispensable en la banda izquierda del seleccionador. Cabe recordar que estuvo a punto de perderse la Copa del Mundo por una gripe que se complicó. De hecho, Mitoma, que pasó una semana entera con fiebre, tuvo prohibido viajar con sus compañeros, llegó a Qatar solo 48 horas antes del debut nipón y acabó perdiendo su sitio de titular. Pero con el correr de los minutos, ya desde el primer partido, apareció en una posición de carrilero zurdo en la que nunca había jugado y que fue vital para el progreso de los asiáticos.
Como tantos otros japoneses, Kaoru Mitoma se ha fogueado en tierras belgas. En verano de 2021, tras marcar más de una veintena de goles con el Kawasaki Frontale, el Brighton se hizo con sus servicios por la irrisoria cantidad de 3M€ y lo dejó cedido en Bélgica, donde solo una lesión de tobillo fue capaz de frenarle.
Desde el inicio de esta temporada, Mitoma está reventando la Premier League y es uno de los argumentos principales que tiene el Brighton de pensar en acabar el curso en puestos europeos. Ha ido de menos a más. Su potencial se ha visto multiplicado con la llegada de De Zerbi y su eclosión ha permitido que el equipo del sur de Inglaterra no haya tenido reparo alguno en dejar salir a Trossard con destino Londres.
Mitoma es imprevisible. Juega con el cuajo de quien lleva ya un lustro en el campeonato y la realidad es que apenas lleva unos meses. Aparece por izquierda, lo hace dentro del área en una jugada embarullada o con un cabezazo. Le viene bien el ritmo alto de partido, pero también es diferencial cuando hay que dar pausa y calma. Es, además, el primero a la hora de defender su banda. Una bendición para cada entrenador. El momento de forma de Mitoma bien merece un reconocimiento.
Genera un tanto cada 127 minutos. El japonés ha huido de procesos de adaptación y se ha olvidado de un choque cultural que a más de un asiático le ha traído de cabeza. Tímido, cerrado y en su mundo, la realidad es que Mitoma ha mezclado a la perfección con el ideal de juego del Brighton y con la ciudad costera.
Su momento de forma es tal que, cuando agarra el balón a campo abierto se genera un runrún en la grada, con diferente énfasis y tonalidad si es local o visitante. Y solo nos hace preguntarnos una cosa. ¿Dónde está su techo?
🧑💻 Juani Guillem
🗓️ (14/02/2023)
Redacción Premier League
