El final de las dos primeras ligas en la pirámide del fútbol inglés refuerzan a equipos con tradición que llevaban mucho tiempo en el ostracismo: la liga del Liverpool (treinta años después) o el ascenso a la Premier del Leeds United (tras dieciséis años) son un claro ejemplo de ello. Hay que bajar mucho, pero ya que hablamos en términos de logro-temporalidad, cabe mencionar la vuelta del modesto Barrow A.F.C. a la English Football League.
El equipo ha conseguido volver al fútbol profesional tras ascender de la National League. Para ello han transcurrido un total 2.075 partidos, 48 temporadas y 30 entrenadores… casi nada. A ello hay sumarle que desde que se configuró la pirámide del fútbol amateur, en 1979, el Barrow ha pasado más tiempo en la Sexta División (National League North) que en la National League.
Pero, ¿cómo se ha decidido el destino del Barrow? De la misma forma que tiempo atrás les condujo a la expulsión de la FL: un voto. Cabe recordar que hasta 1982 en la Football League estuvo implantado para la Third Division y Fourth Division un sistema de reelección atendiendo a criterios clasificatorios y geográficos.
Mediante este modelo los cuatros equipos peor clasificados y cuya ubicación estuviese más próxima al norte se sometían a una votación para ver qué entidad quedaba excluida de la FL, mientras que su lugar era ocupado por otros clubes que veían en esta fórmula una vía para formar parte de la competición. Así, en 1972 el Barrow terminó la temporada en la vigésimo segunda posición de la Fourth Division (actual League Two), por delante de equipos como el Stockport County o el Crewe Alexandra.
Sin embargo, en el proceso de votación tuvo que enfrentarse también al Hereford United, equipo que obtuvo un gran apoyo aquella temporada por eliminar al Newcastle de la FA Cup. Este hecho fue decisivo para que el Barrow fuese expulsado de la FL tras perder en una segunda votación ante el propio Hereford.
Curiosamente su reemplazo sufrió, años después, la expulsión de la propia FL y diferentes problemas económicos. Tampoco le fueron bien las cosas al propio Barrow tras esta decisión, a pesar de su suerte. Malos resultados en la North National League, acentuados cuando descendieron la temporada en la que fueron invitados a jugar, en 1979, en la National League o una inestabilidad reflejada en ser un club que ha pasado más tiempo en la sexta que en la quinta categoría del fútbol inglés.
Los Bluebirds lideraban la clasificación de la National League antes de que la liga se parase a causa de la pandemia. Esta circunstancia generó una situación paradójica. En abril se acordó de forma unánime concluir la temporada y, con vistas a la resolución de la misma, el club debía someterse a otra votación para conocer si el resto de equipos apoyaba su ascenso. El pasado mes de junio una amplia mayoría de clubes reconocieron que el Barrow era justo campeón y digno de ascender tras mantener el liderato durante los cuatro meses previos al parón. En Barrow ya saben que un voto vale para algo más que para elegir un Gobierno.
El ascenso ha reunido al club y a la ciudad, que figura como uno de los cinco lugares más infelices del Reino Unido, según una encuesta realizada por la Oficina de Estadísticas Nacionales en 2014. De generar precisamente lo contrario tiene mucha culpa Ian Evatt, quien ha sido el entrenador y una de las claves del éxito construido durante los dos últimos años. Tuvo mucho trabajo, porque eligió a un club inmerso en un caos económico y deportivo.
En relación a lo primero, el dueño del club dimitió en octubre de 2018 dejando el mando al patrocinador principal, a tres empresarios locales y a la compañía The Bluebirds Trust. En cuanto a decisiones deportivas, la temporada anterior llegaron a contar con hasta cuatro técnicos y cuando el propio Ian Evatt aterrizó vio que solo tenía a siete jugadores a su disposición.
A pesar de todos los inconvenientes, dejó al Barrow en décima posición el pasado curso y consiguió mantener a 12 jugadores de cara a la presente temporada. Una derrota en 23 partidos, desde septiembre. O lo que es lo mismo: cinco meses sin perder. En ello tiene mucho que ver el juego que ha querido implantar Evatt.
Hemos marcado buenos goles, uno de ellos después de 24 pases y otro donde cada jugador participó en la jugada. En fase ofensiva quiero que mi equipo sea valiente para salir jugando desde atrás, con una rotación constante por parte de los medios para encontrar líneas de pase y con los extremos abiertos ofreciendo amplitud para buscar los espacios. Cuando el rival nos presiona muy arriba, me gusta emplear al portero en la búsqueda del hombre libre, el cual muchas veces suele ser nuestro delantero. En cuanto a la fase defensiva, ejercer una presión de manera que podamos recuperar tras pérdida a los seis segundos, sino tenemos un problema.
Esta explicación tiene una relación estadística. El Barrow ha contado este curso con una media de posesión del 59%, siendo de un 81% la más alta en un partido, y una media de 507 pases por encuentro. Los datos concluyen que han sido el equipo de la National League con más pases completados y que ha tenido la posesión del balón durante el mayor tiempo posible.
En un reportaje audiovisual elaborado por The Athletic, Ian Evatt reconoce haber empleado mucho tiempo estudiando los métodos de entrenamiento de Pep Guardiola y de otros con una filosofía de juego similar. Este estilo ha trascendido hasta ser conocido por la masa social como el “Barra-celona” e incluso llegando hasta el punto de que el propio club haya puesto a la venta en su web camisetas donde aparece el escudo del Barrow mezclado con el del Barcelona.
El fútbol es un entretenimiento. Nuestros aficionados trabajan durante cinco o seis días a la semana para poder venir a vernos. Es la forma en la que siento que deben aprovechar su tiempo cuando vengan al estadio.
El propio Ian Evatt no solo les toma en cuenta a través del juego. También por mostrar acciones solidarias hacia ellos. En los desplazamientos de los aficionados para ir a ver a su equipo, el técnico inglés compraba bocadillos para todo aquel que fuese a ver el partido. Seguramente le echarán de menos, y es que Ian Evatt decidió no continuar al frente del Barrow para recalar en otro equipo que necesita reconducirse: el Bolton.
Uno de los aficionados más longevos del Barrow, John Goodwin, confesaba en una entrevista a la radio de la BBC que sus lágrimas de tristeza por lo acontecido en 1972 se han transformado en otras llenas de emoción. El choque entre el Barrow y el Carlisle supondrá la vuelta de un derby para la región de Cumbria, el cual no se produce desde hace 48 años, los mismos que han tenido que pasar para que el Barrow vuelva a pertenecer a la EFL.
🗓️ (21/07/2020)