El Manchester City ha dado con su primer título liguero bajo el mando de Pep Guardiola. Dos meses después de levantar la EFL Cup, los Citizens se quedaron con su quinto título de liga (1936/1937, 1967/1968, 2011/2012, 2013/2014, 2017/2018), a cuatro jornadas para el final del torneo. Nueve de cada diez partidos que jugó en la Premier League fueron una auténtica avalancha de fútbol.
El Manchester City se ha proclamado campeón de la máxima categoría del fútbol inglés, tras conocer la sorpresiva caída del Manchester United ante el West Bromwich Albion. El City ha coronado así una campaña donde su buen fútbol debe ser tomado como una lección hermosa de recuperar la esencia ganadora de las islas británicas.
Cuando Manchester United y Arsenal dominaron la primera década de la Premier, ambos demostraron que rendirse o dosificarse no estaba ni siquiera en pensamientos de improvisación. El hambre infinita de ganar era el común denominador de estos equipos. Ahora, el City hace, por fin, justicia, a esa esencia.
Una de las claves del éxito Citizen fue una brava planificación de Guardiola para esta temporada. Con fichajes como los de Walker, Mendy y Ederson logró esa solidez defensiva que estuvo ausente en el equipo la pasada campaña. Estos nombres dieron su aporte para dejar sólida la base en la que el City trabajaría en ofensiva.
Las fortalezas del equipo fueron medidas de manera científica por varios servicios estadísticos de rendimiento. Allí, se demostró que el Manchester City tuvo cuatro fortalezas muy notables a la hora de pulverizar a cada rival, independientemente de las derrotas que sufrió en el certamen: finalizar con éxito las oportunidades de gol; el ataque por las bandas; crear oportunidades con base a pases filtrados y defender muy bien la pelota quieta.
Pep desechó su vieja idea de un paseo inútil del balón para quitar o meter ritmo al juego y se decantó por el más ofensivo despliegue. Entendió que con una buena defensa, muy veloz y acertada, el trabajo adelante sería más fácil y más fructífero. No se equivocó.
El estilo agresivo de Pep distó mucho de lo realizado en Barcelona y Bayern Múnich. Una agresividad increíble en ofensiva provocó varias goleadas a favor del Manchester City esta temporada.
De este conjunto se disfrutó, por ejemplo, la capacidad de filtrar pases al hueco por casi todos sus intérpretes. En la Premier, los jugadores de Pep se dieron el gusto una y otra vez de romper defensas, abrir espacios, y servir pases a gol. En un fútbol inglés donde la presión pasó de moda, esa particularidad fue muy bien aprovechada por el City, que podría decirse se aburrió de crear ocasiones de gol.
Cabe destacar, aunque no sea el top desde las estadísticas, a David Silva. El español se perfiló como el conductor del equipo pese a la fuerte competencia en el mediocampo y ofensiva. Si el ibérico era neutralizado en el campo, difícilmente alguien podía cumplir a punto el rol del talentoso ‘Chino’. Una verdadera maravilla siempre verle pensar más de lo que se mueve, que no es poco.
Los únicos detalles que le faltan aún pulir al City son resolver sus duelos aéreos, especialmente fuera del área que defienden, proteger mejor las ventajas y evitar que el rival produzca oportunidades a gol.
Enhorabuena por el Manchester City, que demostró que aún se puede ser en exceso y sin reservas, ofensivo con locura y mucha pasión. El trabajo de Pep Guardiola, una vez más, revolucionará la Premier, que poco a poco recupera ese deber de autoexigirse y jugar para que la afición se compre un marcapasos ante tantas fuertes emociones.
Quienes no se unan a la iniciativa de los Sky Blues, la van a ver pasar todos los años. Insisto, la planificación del City fue brutal para esta temporada. ¿Aprenderá el resto?
✍️ Robbie Ruud
🗓️ (16/04/2018)